Una de las principales herramientas publicitarias de los periódicos son las cifras de difusión que entrega regularmente la OJD. Es ello que muchas publicaciones realizan ajustes que les permitan maquillar sus números. Ayer El Mundo mostraba a Cinco Días y a La Gaceta como ejemplos de esta práctica, pero no son los únicos. Casi todos los periódicos lanzan a la calle muchos más ejemplares de los que se venden y leen.
Una de las principales herramientas publicitarias de los periódicos son las cifras que entrega regularmente la OJD. Es ello que muchas publicaciones realizan “ajustes” que les permitan inflar sus números. Ayer El Mundo ponía a Cinco Días y a La Gaceta como ejemplos de esta práctica, pero no son los únicos. Casi todos los periódicos lanzan a la calle muchos más ejemplares de los que se venden y leen.
Eso de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio no corre para el diario El Mundo. En su edición digital de ayer publicaba un interesente retaje titulado “Cinco Días” recurre a la distribución gratuita para poder elevar sus cifras de difusión. El artículo explica muy bien como la publicación de Prisa ha cambiado su circulación de pago completo a mixta para incrementar su difusión en 6.000 ejemplares, algo que también ha venido haciendo hace mucho tiempo la Gaceta de los Negocios, según la publicación.
Muy buenos datos, pero lo que se le olvidó decir a El Mundo es que casi todos los periódicos recurren alguna técnica para mostrar más ejemplares que los que realmente se venden y se leen. Sin ir más lejos el propio Mundo inunda su redacción con ejemplares “a libre disposición” y no es muy difícil ver éstos en hoteles, restaurantes, seminarios, promociones, dar sólo algunos ejemplos.
Silares técnicas utiliza Expansión en los múltiples seminarios de corte económico y laboral que auspicia a lo largo de todo el país. Prisa no se queda atrás y distribuye El País y As en todas las redacciones del Grupo sin miramientos. De hecho es muy tradicional que vecinos cercanos a la sede del diario en Miguel Yuste pasen a retirar sus ejemplares gratuitos todas las mañanas. Y eso sin contar la serie de canjes que se hacen entre todos los periódicos para tener a sus redacciones informadas del accionar de la competencia.
Por supuesto que ninguna de estas prácticas vulnera (en teoría) las normativas de la difusión que como muy bien explica la OJD, se permite un centaje de la difusión total exclusivamente para regalos. Pasado este límite no se auditan como difusión.
Lo que si queremos dejar en claro es que El Mundo debería haber sondeado todas las realidades de la difusión (incluida la suya) para hacer aún más completo su retaje.










