En la Tierra a sábado, diciembre 20, 2025

‘El tratado no va a suponer un cambio inmediato’

Antonio E. Chávarri, profesor de Derecho de la Universidad Complutense nos aclara las principales dudas sobre el texto europeo que los españoles estamos llamados a votar este domingo.

Antonio E. Chávarri, profesor de Derecho de la Universidad Complutense nos aclara las principales dudas sobre el texto europeo que los españoles estamos llamados a votar este domingo

 

¿Le parece precipitado que España sea el prer país en ratificar el tratado?

 

Como es obvio, mi intervención en los temas a que hace referencia el Tratado Constitucional no son sino meras interpretaciones del texto jurídico. Por tanto, entrar a valorar si es conveniente que España sea el prer o el últo país que ratifica dicho Tratado sería meterme en camisas de once varas políticas, lo cual no es mi intención, que para eso están los políticos.

 

Naturalmente, tengo mi opinión personal al respecto, pero esa opinión es tan relevante o tan irrelevante como la cualquier ciudadano y, añadidura, pienso que manifestarla públicamente empañaría la misión que me he puesto, que es, en exclusiva, la de difundir explicando el texto del Tratado Constitucional.

 

 

¿Cómo va a afectar la futura Constitución a España?

 

Conviene pensar esta respuesta. Dicho así, de un modo general, podríamos decir que la futura Constitución Europea no va a suponer un cambio en lo sustantivo que afecte a los ciudadanos de una manera espectacular desde el día siguiente a su promulgación, una vez que la hayan ratificado los Estados miembros, si es que lo hacen.

 

En prer lugar, que gran parte de este texto es la recopilación de los tratados anteriores, ya en vigor.

 

En segundo lugar, y esto es lo que más me interesa, que la Constitución Europea es, sobre todas las cosas, una herramienta de futuro, y lo que logrará esta herramienta será cohesionar a las naciones de Europa agrupándolas, fundamentalmente, en torno a dos de los principios generales que promueve: los temas de mercado común, que fundamentaron aquel prer Tratado de Roma, y los temas que se mueven en torno a los principios democráticos, que son los que permiten, precisamente, el agrupamiento.

 

Sin régen estrictamente democrático no habrá posibilidad, de acuerdo a la Constitución, de que ningún país pueda incorarse al club europeo y, lo que es más tante, sin régen democrático no habrá posibilidad de que ningún país permanezca en ese club, lo cual podemos considerar esta Constitución como una barrera, un dique de contención, un seguro para el futuro de la democracia en Europa.

 

Naturalmente, además, la Constitución expresa deseos de avance en el terreno de lo social y, desde ese punto de vista, hemos de creer que es un inicio, una herramienta que nos permitirá seguir desarrollando un trabajo hacia delante, aunque esto, no nos engañemos, va a depender muy mucho de la voluntad de los políticos, que son quienes tienen la misión de negociar y ponerse de acuerdo.

 

 

¿Es esta Constitución lo que necesita Europa?

 

Se me viene a la cabeza aquella canción antigua que dice que “todos queremos más, y más y más, y mucho más…” Naturalmente, quienes han redactado este texto lo han hecho desde el consenso, y el consenso quiere decir renuncia a ciertos asuntos parte de todos.

 

Partiendo de esta base, quiero pensar que esta es la mejor de las constituciones posibles en el momento en que fue redactada, lo que no quiere decir que sea la Constitución perfecta ni mucho menos. Es más: posiblemente no la quiera nadie al ciento ciento, pero la aceptan todos o casi todos, lo cual nos va a permitir seguir avanzando. (Nunca llueve a gusto de todos)

 

Si es analizada los sectores afectados, naturalmente, todos ellos dirán que hubieran ido más allá de lo que la Constitución va en lo que al sector le afecta, y que va demasiado lejos en cosas que ellos no quisieran ver reflejadas en un texto constitucional. Pero así se hizo la Constitución Española, a base de ceder para que en aquel texto se pudiera reflejar lo sustancial de cada uno de los sectores sociales y políticos que la redactaron, y ello se consideró un acierto que resultó un texto enca de las ideologías.

 

En este texto ha ocurrido exactamente lo mismo. El consenso ha sido el arma utilizada para que se pudieran poner de acuerdo los diversos representantes de las distintas ideologías e intereses, que en Europa, como el lector comprenderá, son muchos y variados.

 

Por tanto, creo que es un texto de futuro, como he dicho antes, y es posible que sea el mejor de los posibles, aunque esto lo digo con todas las cautelas puesto que yo, como es obvio, no fui uno de sus redactores.

 

¿Cuáles son sus puntos débiles?

 

¿Puntos débiles para quién? Naturalmente, para los empresarios serán unos, para los trabajadores cuenta ajena serán otros, y, posiblemente, otros distintos para los intelectuales y para cada uno de los sectores sociales.

 

También contendrá puntos débiles distintos para cada uno de los Estados miembros, que cada cual, desde el punto de vista nacional, tiene sus propios intereses.

 

Podríamos hablar de puntos débiles desde un punto de vista estrictamente constitucional, y así podíamos decir que su punto más débil es su forma, esto es: que sea un tratado y no expresamente una constitución promulgada tras un proceso electoral constituyente, luego ratificado los ciudadanos, pero ¿hubiera sido esto posible?

 

Por otra parte, es cierto que la parte más débil es aquella en que el texto se refiere a lo social, en cuyos enunciados intervienen demasiado las palabras “se instará a los Estados miembros” o “se procurará”, etc., pero parece natural que se haya asentado más todo lo que se refiere a la economía puesto que los tratados anteriores que este Tratado recopila han sido eminentemente económicos y, tanto, los consensos en este campo están ya mucho más avanzados. Por otra parte, hay que preguntarse lo mismo de antes: ¿hubiera sido posible abordar temas como el de la Seguridad Social, ejemplo, de otra forma, teniendo en cuenta las desigualdades existentes en el momento entre unos Estados y otros?.

 

¿A qué puede deberse la escasa participación que se prevé en el Referéndum?

 

Siempre es aventurado intentar meterse en la cabeza de los electores, en este caso de los ciudadanos con derecho a voto, que cada ciudadano es un mundo que tiene sus razones particulares. De aquí los fallos de las encuestas.

 

Ahora bien, uno de los principios democráticos más tantes es que el ciudadano, cuando vota, pueda hacerlo en libertad. Y la libertad no sólo es la libertad física o mental que le permita acercarse a la urna a depositar la papeleta que haya elegido, sino también, y esto es muy tante, la libertad para poder elegir la papeleta que va a depositar.

 

Si partos de este principio democrático, ¿puede decirse que un ciudadano vota en libertad si no conoce aquella materia sobre la que ha de pronunciarse con su voto?

 

Se escucha decir con demasiada frecuencia estos días, que los ciudadanos no necesitan saber demasiado sobre la Constitución Europea para poder votarla, de la misma manera que una mayoría no conoce el texto constitucional español o los diversos estatutos de autonomía y los votaron, y esta actitud se parece demasiado al despotismo ilustrado.

 

Y, si esto es así, que parece que los es, puesto que lo afirman tan rotundamente, lo que habría que hacer es procurar que aquellos textos fueran conocidos y no airear demasiado que se votaron en pleno desconociento que ello supone una flagrante violación de la libertad de voto y un paternalismo digno de otros tiempos.

 

Quienes tienen la obligación de informar son los políticos, que deberán hacer un esfuerzo todo lo grande que haga falta para que el ciudadano, cuando vaya a depositar su voto, lo haga habiendo elegido libremente, esto es: con conociento de causa, la opción que más le agrade de acuerdo a su ideología o intereses, que eso es la democracia.

 

Parece obvio que sobre el tema de la Constitución Europea hay un déficit informativo extraordinario y que, además, tratan de justificar los que tienen la obligación de informar exhaustivamente al ciudadano. Y parece obvio, aunque esto lo digo con todas las cautelas, que, de haber una gran abstención, una de las causas podría ser ésa.

 

¿Es España un país europeísta?

 

Los españoles nos damos cuenta del cambio que ha sufrido España tras su incoración a la Unión Europea. Hemos cambiado nuestras infraestructuras y nuestra economía ha dado un vuelco. Parece que el nivel de vida ha mejorado también sustancialmente desde entonces y, sobre todo, sentos una seguridad en nuestro Estado Democrático y de Derecho que antes no teníamos.

 

Lo cierto es que, como el pueblo es mucho más sabio de lo que a veces se piensa, parece que ha deducido que en el seno de la Unión Europea vive mejor y más seguro que el tradicional aislacionismo en el que ha estado inmerso, aunque ello no quiere decir que, cuando a un sector le tocan directamente algunos puntos conflictivos a los que nos ha obligado, ejemplo, la convergencia, no lo haya notado en sus cas y haya protestado. Recordemos, sin ir más lejos, el desmantelamiento de la industria pesada del Norte de España o los actuales problemas con Izar debidos a la posibilidad de subvención.

 

Pero, en general, yo creo que España es un país europeísta que ha podido comprobar que fuera de la Unión Europea hace demasiado frío, y nos podemos sentir demasiado solos

 

 

NOTICIAS RELACIONADAS

Relacionados Posts

Premiados de la XX edición de 'Los mejores de PR'

Noticias recientes

SUSCRÍBETE

Suscríbete a nuestro boletín y no te pierdas las noticias más relevantes y exclusivas.