Miren ustedes, vamos a dejarnos de palabrerías y eufemismos. “Lo” del Windsor huele mal. Porque los últos hechos y “descubrientos” que se están produciendo en los últos días demuestran que tras el gigantesco incendio hay muchos misterios y muchas sombras. Prero fueron los fallos en cadena que se produjeron cuando el fuego era incipiente. Después aparecieron los “fantasmas” del videoaficionado que demuestran que “allí” había personas dentro en pleno incendio. Luego se descubrió que había una puerta secreta y ¡qué casualidad! había sido forzada a lo bruto. Ahora que hay un “butrón” hecho desde dentro para salir del edificio y que ya se está interrogando a una persona sospechosa… Y que una jueza, ante tanta incógnita ha paralizado la labor de demolición del edificio ¡Todo muy sospechoso! ¿Qué pasó realmente en el Windsor? ¿Fue un mero accidente, fue un incendio provocado? ¿Y si fue algo provocado quién, con qué fines, para ocultar qué?
Lo que está claro es que el incendio del Windsor ha recordado a muchos el incendio del “Corona de Aragón” de hace unos años. Pues allí (al margen de las consecuencias trágicas, más de 80 muertos y cientos de heridos) se produjeron en los preros momentos las mismas dudas del Windsor la policía local, la policía nacional, la policía judicial, los bomberos, los técnicos, las autoridades y hasta la prensa se pronunciaron un “incendio fortuito” que había arrancado en la fábrica de churros del Hotel ¡Doce años más tarde! El Tribunal Supremo, tras los estudios rigurosos de la policía científica y la constancia de los familiares de las víctas en la vía judicial, sentenció que “aquello” había sido un ATENTADO de Eta ¡Doce años después! Aquí se ha desechado demasiado pronto esa palabra ¿Tardamos otros doce años en saber lo que ha sido realmente el “caso Windsor”? Esperemos que no.
“EQUIPO SÉNECA”










