El incendio del edificio Windsor reúne todavía numerosas incógnitas sin resolver: ¿Cómo pudo extenderse el fuego tan rápido? ¿Qué lo motivó? ¿Qué pasó con el funcionamiento del sistema antiincendios? ¿Había gente dentro? A estas incógnitas hay que añadir los evidentes problemas técnicos del Cuerpo de Bomberos para poder resolver una catástrofe de estas magnitudes y la evidente situación de inseguridad en que han quedado los comerciantes del sector. PRNoticias visitó la Zona Cero del Windsor.
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El incendio del edificio Windsor reúne todavía numerosas incógnitas sin resolver: ¿Cómo pudo extenderse el fuego tan rápido? ¿Qué lo motivó? ¿Qué pasó con el funcionamiento del sistema antiincendios? ¿Había gente dentro? A estas incógnitas hay que añadir los evidentes problemas técnicos del Cuerpo de Bomberos para poder resolver una catástrofe de estas magnitudes y la evidente situación de inseguridad en que han quedado los comerciantes del sector. PRNoticias visitó la Zona Cero del Windsor.
El Incendio del Windsor ha dejado en evidencia que los bomberos no contaban con los medios necesarios para enfrentarse a las llamas en un edificio de tanta altura. Según hemos podido comprobar al ponernos en contacto con Bomberos, las escalas con que trastan las mangueras (y el agua) no superan los cincuenta metros, lo que su actividad durante el incendio se litó solamente a evitar que el fuego pasara a edificios cercanos y a enfriar la parte inferior del edificio.
Al llegar a la zona los Bomberos sólo contaba con materiales que sirven para apagar fuegos a menos de doce pisos de altura. La pregunta es obligada ¿qué pasaría si en el Barrio de la Estrella, en Concha Espina, en el Barrio del Pilar, en la Gran Vía, en el hospital de La Paz se produjera un incendio? Pues que los Bomberos de Madrid sólo podrían actuar con eficacia hasta la planta once (Y eso que queremos ser sede olímpica). Son muchos los edificios dedicados a viviendas, oficinas, sedes sociales… que no están en el Paseo de la Castellana y que tienen más de once pisos de altura.
A estas litaciones técnicas se sumó el retraso con que se avisó a los Bomberos de Madrid. Queda claro que no se puede hacer mucho cuando un rascacielos lleva diez minutos incendiándose. En este caso, es muy tante fijar la hora de inicio del incendio. En el caso del edificio Windsor, no parece lógico que los quince minutos que se demoraron en subir hasta a la planta 21 sean suficientes para que la solución fuera irreversible; no obstante, los guardias de seguridad sostienen lo contrario.
De lo anterior se deduce que: o el incendio se descubrió demasiado tarde, en cuyo caso cabe determinar el motivo el que fue así, o los guardias de seguridad que se encontraban allí tardaron demasiado en reaccionar. Al parecer, los guardias, antes de llamar a la central de bomberos, trataron de apagar ellos mismos las llamas con los medios a su disposición, tirando de las mangueras habilitadas para tal efecto. Cuando los bomberos subieron al lugar, encontraron que las mangueras no funcionaban. En el caso de que se hubiera detectado tarde, eso significaría que habrían fallado los sistemas de detección.
En lo que respecta a los medios con que se cuentan para afrontar un incendio de estas características, un oficial de bomberos explicaba a PRNoticias que los edificios que superen los 50 metros de altura (el límite de las escalas de los bomberos) deben contar con sistemas de seguridad contra incendios que se encarguen de aislar las llamas, reducir sus efectos y evitar su expansión. Según diversas fuentes, el edificio Windsor, al tratarse de una construcción antigua, no contaba con muchos de los sistemas que hoy día son obligatorios.
De hecho, en la actualidad se estaba realizando una remodelación para adaptarlo a la legislación vigente, también en materia de seguridad contra incendios. Sin embargo, la familia Reyzábal, dueña del edificio Windsor, afirmaba el pasado vies 19 que la extinción de las llamas es responsabilidad exclusiva de los bomberos, que los sistemas de detección del fuego funcionaron correctamente y que incluso en la planta 21 había un segundo sistema de localización del fuego.
Así pues ¿cuentan los bomberos con todo el material exigible para hacer frente al fuego en una gran ciudad? En teoría podrían contar con escalas que ascendieran a más de 60 metros, pero se trata de máquinas de un uso muy complicado. A ello se suma que a menudo existen pedentos urbanísticos para acercarse al foco de las llamas. En cualquier caso, 60 metros tampoco serían suficientes para el edificio Windsor ni de ninguno de los rascacielos de la ciudad. Por eso, parece razonable delegar en los edificios enca de una determinada altura (puede fijarse en 50 metros, como de hecho está haciendo la Comunidad) la responsabilidad para contar con un eficiente sistema contra incendios.
Con motivo del incendio, se han revisado e investigado los sistemas contra incendios de rascacielos de todo el mundo. Aunque motivos de seguridad no se dan datos concretos, en general los responsables achacan la rápida expansión de las llamas y la potencia de los bomberos para apagarlas a un sistema obsoleto de los equipos de detección y de los de extinción.
Otro aspecto que conviene valorar ahora es la actuación que se está llevando a cabo en las inmediaciones del edificio Windsor, para delitar su perímetro, la normal circulación de personas y el permiso de apertura a las tiendas colindantes. En este sentido, es fundamental determinar el peligro que existe en torno a la posibilidad de derrumbe de la construcción, de caída de cascotes o el riesgo de partículas tóxicas en el aire. PRNoticias quiso saber la opinión de los trabajadores que se encuentran en comercios próxos a la zona afectada.
Antonio Lojo, que tiene su Quiosco al comienzo de la calle Orense, casi al lado del edificio, considera que hay una “seguridad total”, que el problema está ahora en que “se faciliten los accesos a la zona para que pueda llegar más gente y se normalice la actividad”. Yolanda Navalfondo y Estefanía Aragón trabajadoras en Rodilla no se sienten igual de seguras: “la verdad es que no, y menos ahora que se ha caído una de las grúas que acababan de poner. No nos sentos seguras en absoluto”. En la tienda de Movistar, la empleada se queja de la “falta de información. El jueves tuvos que saber televisión que al día siguiente abríamos la tienda”. Cree que es una incongruencia que abran todo el perímetro y sin embargo mantengan cerrada la entrada de metro de Orense “que nos obliga a dar un rodeo de 15 minutos”, así como que “la línea 6 no pare en la estación de Nuevos Ministerios” si la situación es lo suficientemente segura para abrir las tiendas.
Eva, de Fotoprix, afirma no tener miedo, pero, al mismo tiempo, dice que “no sabes lo que va a pasar. Desconoces si en cualquier momento pueden empezar a caer cascotes, estás un poco a la expectativa, y más a partir de que ayer se cayera la grúa que puso el Ayuntamiento”. En cualquier caso “tienes que venir a trabajar y no te lo planteas mucho”.
Respecto a la actuación de los bomberos y sus posibles litaciones en general los trabajadores consideran que “hicieron lo que pudieron”. No obstante, el principal problema que detectan es la incertidumbre sobre las obras y el posible riesgo de derrumbe del edificio. Otro aspecto sobre el que se desconoce el alcance y riesgo es el de las partículas tóxicas que se han desprendido de los numerosos materiales inflamados y se dispersan el aire, así como el peligro de que aumente la toxicidad con las obras de demolición.
El resultado de cualquier indagación sobre el edificio Windsor, a la espera de que concluyan las investigaciones oficiales, da un balance incierto, de información contradictoria y desconociento respecto al futuro. Es lógico esperar una actuación más definida y una comunicación más directa y transparente con los afectados y con aquellos que trabajan en un perímetro de riesgo. El Alcalde Gallardón y las autoridades pertinentes deberían comenzar a darnos estas explicaciones.
