Son conocidas las tendencias ideológicas de los medios en España. De manera más o menos acusada, cada periódico, cadena de televisión o radio presenta y selecciona sus noticias según unos criterios en general más políticos que ideológicos. Sin embargo, existe una base la que podemos hablar de izquierda, centro o derecha, aunque no haya una línea completamente rígida.
Son conocidas las tendencias ideológicas de los medios en España. De manera más o menos acusada, cada periódico, cadena de televisión o radio presenta y selecciona sus noticias según unos criterios en general más políticos que ideológicos. Sin embargo, existe una base la que podemos hablar de izquierda, centro o derecha, aunque no haya una línea completamente rígida.
Como un panorama prelinar podemos decir que El País es conocido históricamente como un periódico relacionado con el PSOE, mientras que el ABC y La Razón han estado mucho más cercanos a la derecha y en los últos años al Partido Popular. El Mundo se le conoce como un diario de centroderecha aunque sus informaciones van en una línea más difusa. En el lado de las televisiones, la cosa está más clara, que mientras Antena 3 es próxa a la derecha, Telecinco va más a la izquierda. RTVE varía según el Gobierno. En Radio, la Cadena COPE es católica y de derechas, Onda Cero, de centroderecha, y la Cadena SER de izquierdas, relacionada con el Grupo Prisa, el mismo editor de El País
Sin embargo, existen numerosos matices. En el caso de los dos partidos políticos mayoritarios, es difícil situar a la prensa o cadenas de televisión o radio en un extremo ideológico. En caso es que informativamente hablando se acaban identificando los medios como afines al Gobierno o contrarios. Esta circunstancia depende en gran medida de los intereses económicos de las empresas que los respaldan, y de la manera en que el Gobierno les beneficia.
Un ejemplo de cómo los intereses económicos condicionan el tratamiento informativo se ha dado durante la pasada legislatura. El Mundo era un periódico señalado como afín al PP, entonces en el poder. Sin embargo, a raíz de una política que ampliaba la capacidad de monopolio (que permitió que Vía Digital y Canal Satélite Digital se unieran en Digitalplus), el director de El Mundo consideró que salía perjudicado y comenzó una campaña contra el Gobierno. Esto coincidió con el suceso del Prestige, lo que motivó crónicas y noticias muy desfavorables hacia el Ejecutivo. En esa misma época, el Grupo Prisa salió beneficiado de la fusión de las dos plataformas digitales, lo que El País fue especialmente contenido y moderado en su tratamiento informativo del desastre.
Asismo, la rígida calificación de derechas o izquierdas es litada. ABC, ejemplo, es ante todo monárquico y católico. El Mundo es más cercano al PP políticamente, pero en los aspectos sociales es de tendencia progresista.
EL EFECTO ZP
El cambio de Gobierno de un partido de centroderecha, el PP, a un partido de centroizquierda, El PSOE, ha obligado a todos los medios a un reajuste sobre la marcha de sus tendencias, aunque finalmente mantengan o incluso radicalicen su línea. En principio, el gran beneficiado del cambio es el Grupo Prisa, cuyos medios principales, El País, Cadena SER y Canal Plus, son cercanos al PSOE.
De estar al frente de la oposición al Gobierno, ha pasado a servirle de apoyo. Ha dejado a un lado su carga crítica para moderar sus contenidos e incluso en los casos en que las valoraciones negativas del Ejecutivo han sido inevitables (Política exterior, crisis del Carmel), han tratado de matizarlos. Por su parte, ¿cómo han reaccionado los medios afines al PP? No estaba claro si moderarían sus contenidos o si aprovecharían el momento para utilizar todas sus armas contra el nuevo Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. Atendiendo a la manera en que funcionan los grupos de comunicación, parece lógico que el tratamiento dependería de la medida en que el nuevo Ejecutivo favoreciera sus intereses.
En un principio, los medios han mitigado la carga crítica de sus discursos, pero eso duró poco tiempo. En cuanto han sucedido hechos que situaban al equipo de Gobierno en una postura desfavorable, la prensa, radio y televisión que en la anterior legislatura era considerada afín al PP, no ha dudado en cargar las tintas sobre el equipo de Rodríguez Zapatero. Véase, dentro de lo anecdótico, el posado de las ministras en una conocida revista femenina, al que siguieron sucesos de mayor trascendencia, como la dilatada crisis en las relaciones con EEUU, el desastre de El Carmel, o la campaña para votar la Constitución Europea. Los medios críticos con el Gobierno parecen cargarse de energía con cada polémica, y de ese modo, semejan estar cada vez más confiados en su atalaya de oposición al Gobierno.
En otra línea, cabe señalar la reacción ante la Ley de Televisión Terrestre Digital. Salvo el Grupo Prisa, el Grupo Zeta y Godó, los principales grupos mediáticos se han manifestado en contra de la actitud legislativa de Zapatero en este ámbito, incluso con dureza. Sin embargo, esta Ley les afecta directamente, con lo que entra en juego el conflicto de intereses. El Presidente de Gobierno debe aquí hacer prevalecer el bien público sobre el particular, pero hay ciertos datos que apuntan a que no parezca que así sea el caso.
La reforma más obvia con el nuevo Gobierno es la que se ha producido en RTVE, con la renovación de la dirección del ente público. Carmen Caffarel ha pasado a ser su Directora General. Este hecho, que se produce con cada cambio de partido político en la Moncloa, es una prueba fehaciente de cómo la televisión pública esta al servicio de los intereses del partido en el poder, que sitúa a cercanos al partido. Es de esperar que de ponerse en práctica la recomendación del informe del Comité de Sabios, esto pueda cambiar. En la anterior legislatura surgieron numerosas voces que denunciaron la manipulación de las noticias que realizaban los informativos de la prera cadena. ¿Ha terminado esa manipulación con el nuevo Gobierno? Los expertos coinciden en que la manipulación se mantiene.
Puede comprobarse que el entramado informativo tejido los grandes grupos mediáticos de este país dista mucho de poseer líneas claras de comtamiento, y que se encuentra sujeto a múltiples variables ajenas a la objetivad que, en principio, es la matriz del código deontológico del periodista. Lo claro es que los medios de comunicación funcionan prero como empresas y después como agentes ideológicos.










