En su prer año de vida, la comunicación del bebé está constituida su lenguaje coral, el juego y los balbuceos. Con todo ese vocabulario el niño se comunica con el mundo que lo rodea y a la vez es capaz de percibir los estímulos de su entorno.
En su prer año de vida, la comunicación del bebé está constituida su lenguaje coral, el juego y los balbuceos. Con todo ese vocabulario el niño se comunica con el mundo que lo rodea y a la vez es capaz de percibir los estímulos de su entorno.
Por eso es tante “escuchar” lo que este lenguaje revela, es decir, prestar atención a cada uno de las señales y reacciones del pequeño.
Durante los preros meses aprenderá poco a poco a tomar los objetos, los observará con atención… y en la medida que tome control sobre sus movientos, el juego irá expresando sus sentientos y pensamientos. Pronto, el juego se vuelve tan único y personal como lo será su forma de hablar.
En la medida que pasan los meses, el bebé va desarrollando su capacidad de observación, de itar e aginar el mundo que lo rodea. Sagaz observador, el pequeño absorbe más de lo que entiende… y todo lo comunica. Con gestos, con palabras que va aprendiendo y con la mímica da cauce a sus ansias de comunicación.
Las palabras brotan a borbotones. Las ansias de comunicación se expresan en cada gesto del pequeño parlanchín… ha descubierto el lenguaje y el otro ya entiende lo que dice.
Pasados los dos años, conversa y conversa. Con la mamá, el papá, el hermanito, los amigos aginarios… Y en esta interacción va aflorando la personalidad del niño, a través del lenguaje expresivo y el juego.
Además, el pequeño está atento a cómo se expresan las demás personas que tiene a su alrededor. Por eso es ideal grabarle versos infantiles, cuentos o voces familiares que puedan estularlo a itarlos. Las cintas musicales pueden también motivarlo a bailar, otra forma de expresión personal.
A los niños también les gusta grabar su propia voz para escuchar una y otra vez cómo suenan sus palabras, y para mejorar su dicción. Mientras más confianza y claridad tenga al expresarse, más preparado estará para relacionarse con otros.
Cuando el pequeño comience a hablar, entre el prer y segundo año, es recomendable que el adulto repita lo que ha dicho, para mostrarle que comprende, y añada algunas palabras para ampliar su vocabulario.
Trate de hacer preguntas en torno al juego que puedan generar una conversación… el niño escuchará y tratará de itarle. Y al enriquecer su vocabulario, estará sentando las bases para el desarrollo continuo de su lenguaje y comunicación.
Fuente: fisherprice










