El principal problema que tienen los hijos cuando surge la separación o el divorcio, es que los padres incurren en una serie de conductas erróneas para con ellos.
El principal problema que tienen los hijos cuando surge la separación o el divorcio, es que los padres incurren en una serie de conductas erróneas para con ellos.
Los padres no deben utilizarlos como “espías” para que les informen qué está haciendo el otro cónyuge, o como “correveydile” o “mensajeros” para comunicarse entre ellos.
Los padres no deben presentar reacciones agresivas contra sus hijos para vengarse de la pareja. No deben amenazar a la pareja en el sentido de que si se divorcian le harían un daño tremendo a los hijos para tratar de evitar la separación.
Luego, al producirse el divorcio, los padres no deben quedar resentidos con sus hijos. no deben existir conductas inapropiadas contra los hijos, tales como el abandono afectivo parte del padre que no tiene la custodia o sobreprotección parte de quien la tiene.
No se le debe presentar al hijo una nueva pareja antes que él esté en capacidad de asilar ese pacto.
Todos estos comtamientos provocan conductas profundamente obstaculizadas en la evolución psicológica de los niños.
Diversas investigaciones revelan que los hijos de padres divorciados presentan menor autoesta que los de matronios constituidos, de modo que habrá que poner atención a este aspecto negativo y trabajar duro para que no tengan sentientos de culpa ni se deteriore su autoesta. Los hijos de divorciados necesitan más tratamiento psicológico que los de los no divorciados.
El divorcio es el más grande stress que un niño pueda sotar como hemos visto. Los niños perciben la muerte de un padre de manera más natural que un divorcio.
Las consecuencias de una conducta inadecuada de los padres cuando se divorcian puede ocasionar ansiedad, miedo, inseguridad, sentientos ambivalentes y diferentes trastornos de conducta pero eso sí, nada que no podamos solucionar.
Fuente: KIDETZA Xabier Moñux y Maribel Elustondo










