La Dirección General de Tráfico es un invento que va necesitando una pequeña mano de pintura. Al actual director general, Pere Navarro se le están empezando a caer sus estructuras, ya que cuando hace falta estar más atento, es cuando la guardia está más baja. Los miles de conductores atrapados en las carreteras españolas tenían la esperanza de que, ya que no funcionaban los millonarios carteles de las carreteras, al menos la radio de la DGT informase. Nivelamar que es la empresa encargada de la gestión de la radio no dio la talla. En la DGT huele a cese.
La Dirección General de Tráfico es un invento que va necesitando una pequeña mano de pintura. Al actual director general, Pere Navarro se le están empezando a caer sus estructuras, ya que cuando hace falta estar más atento, es cuando la guardia está más baja. Los miles de conductores atrapados en las carreteras españolas tenían la esperanza de que, ya que no funcionaban los millonarios carteles de las carreteras, al menos la radio de la DGT informase. Nivelamar que es la empresa encargada de la gestión de la radio no dio la talla. En la DGT huele a cese.
En la oscura y triste etapa de los aznarines se produjeron interminables colas y caravanas producto de las grandes nevadas. En aquel momento la radio de la DGT hizo lo que pudo. Por todos es recordado el episodio de Saelices en el que más de diez mil coches se atascaron culpa de las inclemencias. Entonces, un atribulado ZP luchaba para que los ministros aznarines compareciesen y respondiesen a las preguntas de la Oposición. Pero, había una pequeña diferencia la radio de la DGT funcionó toda la noche y ayudó y acompañó, además de informar, a los miles de atrapados.
Ahora ZP tiene que salir a la palestra y pedir perdón. Su flamante director Navarro tocaba generala y reunía de urgencia a todos los responsables. Las tintas las cargaba contra el director de comunicación Francisco Altozano que fue claro y directo. “No ha sido un fallo nuestro. Ha fallado la información de la radio. No podemos salir a las 7 de la tarde a decir que se quede la gente en su casa y no dar una alternativa”. La empresa encargada de hacer llegar estos mensajes a la ciudadanía es Nivelmar (contracción resultante de las palabras Nivel y Amarillo), que podría estar pensando en cambiar de nombre el de Nivelroj. La emisora de la DGT no informó y se litó a lanzar mensajes que iban desde la petición de paciencia infinita a la de no salir de las casas.
Este asunto, que no va a ser fácilmente olvidado los ciudadanos y ciudadanas que se vieron machacados en sus mini vacaciones puede llevar a la disión o cese de alguno de los altos cargos plicados.
Seguiremos Informando…










