La actual situación de una España en continuo cambio y convulsión, han llevado a nuestro colaborador, el periodista, historiador y escritor Julio Merino a realizar un repaso de la historia. La celebre frase de que: Los pueblos que olvidan su historia tienden a repetirla, no es más que una excusa para poner en solfa una actualidad que repite hechos sin recordar la historia.
La actual situación de una España en continuo cambio y convulsión, han llevado a nuestro colaborador, el periodista, historiador y escritor Julio Merino a realizar un repaso de la historia. La celebre frase de que: Los pueblos que olvidan su historia tienden a repetirla, no es más que una excusa para poner en solfa una actualidad que repite hechos sin recordar la historia.
Los artículos que vamos a publicar en esta nueva serie responderán a estos sugerentes títulos:
- Del embarazo de la Reina María Cristina al embarazo de la Princesa Doña Letizia.
- Los nacionalismos, catalán y vasco ponen en peligro la República y la unidad de España.
- La Ley de Libertad Religiosa pone en pie de guerra a los católicos y provoca las disiones del Presidente del Gobierno y del Ministro de la Gobernación.
- Los socialistas se dividen y se saltan las bravas la legalidad constitucional.
- Las derechas no se ponen de acuerdo y son arrolladas la revolución.
- La últa palabra la tienen los militares.
- La agonía de las Cuarenta Españas de Azaña.
- La violación de Lucrecia, Eta y ZP.
PRIMERA ENTREGA:
Del embarazo de la Reina María Cristina al embarazo de la Princesa Doña Leticia
Alfonso XII, Rey de España gracias al golpe militar del General Martínez Campos que plantó la Restauración de los Borbones, murió el 25 de noviembre de 1885 a los 28 años de edad, y Cánovas (el jefe del gobierno) y Sagasta (jefe de la oposición) temblaron como niños (y ahí nació el Pacto del Pardo que fue el Pacto de la Moncloa), pues aquella prematura muerte les sorprendió en pleno proceso de cambio de la Constitución de 1876 para modificar el artículo 60 que fijaba la sucesión al Trono y daba preferencia, en el mismo grado, al varón sobre la hembra. Porque en ese momento y siendo fiel a la Constitución se tenía que haber proclamado reina a la Princesa de Asturias, María de las Mercedes (de cinco años)… pero sabiendo ya como sabían que la Reina, Doña María Cristina de HasburgoLorena estaba embarazada de cuatro meses, Cánovas y Sagasta se vieron entre la espada y la pared, ya que si proclamaban Reina a la Princesa, que era lo legal, y cinco meses más tarde nacía un varón tendrían que cambiar la Corona de cabeza (de la hembra al varón) o en su defecto disolver las Cortes y convocar elecciones constituyentes para cambiar la Constitución y ambas cosas encerraban peligros manifiestos, sobre todo teniendo recientes y presentes las guerras civiles carlistas provocadas hechos parecidos (los derechos a la sucesión de la hija y el hermano de Fernando VII).
Y entonces Cánovas y Sagasta no lo dudaron: Había que esperar a que la Reina diera a luz, ya que si nacía un varón se acababa el problema y si nacía otra niña (tercera del matronio) se proclamaba sin más a la Princesa de Asturias, puesto que muerto el Rey no podía haber más descendencia. Y así lo hicieron, eso sí con toda clase de trampas para ganar los cinco meses que quedaban para el parto. A esas “maniobras” ilegales y anticonstitucionales la prensa del momento les llamaron “el golpe de estado de la barriga de la Reina”. Al final, el 17 de mayo de 1886 nació Alfonso XIII y ya no hubo necesidad de cambiar la Constitución. (Por cierto que el artículo 57 de la Constitución de 1978 es copia literal de aquel artículo 60 de la de 1876).
O sea que España estuvo cinco meses sin rey ni reina y pendiente del embarazo de una mujer vestida de luto riguroso, que se había quedado viuda a los seis años de casarse. En su haber hay que decir que fue la mejor Regente que ha tenido España en su larga historia.
Y ahora, ya lo vemos, España, 119 años después, está pendiente de otro embarazo real, en este caso del de la actual Princesa de Asturias, Doña Leticia Ortiz y el Gobierno y la Oposición discutiendo si se cambia la Constitución antes o después del parto. Naturalmente aquí y ahora no se puede producir el llanto de aquel 25 de noviembre de 1885 cuando al grito triste de “¡Ha muerto el Rey!” nadie pudo responder con el alegre de “¡Viva el Rey!”, fundamental para las monarquías que está Don Felipe, el Príncipe de Asturias que sería Rey automáticamente en caso de sucesión. Aunque tampoco hay que olvidar que el Destino le jugó entonces a España la mala pasada de llevarse a un Rey de tan solo 28 años, ya que de inmediato surge una pregunta peligrosa: ¿y que pasaría aquí y ahora si el Destino o Dios se llevasen al Príncipe Heredero? ¿Quién sería entonces Rey o Reina?
Julio Merino.
Periodista, historiador y escritor.










