En el últo siglo la Industria Farmacéutica ha contribuido, como pocos sectores lo han hecho, al desarrollo de la calidad de vida de los seres humanos. No es fácil aginar nuestra vida sin disponer de analgésicos, antibióticos, antiulcerosos, o anticoagulantes que salvan la vida a pacientes victas de ataques cardiacos. La sociedad ha percibido durante años el alto valor atado el sector que, debido a la propia naturaleza de sus productos, nace con una clara vocación de servicio social.
Esta buena relación entre la comunidad y la industria, permitió al sector, prácticamente en su totalidad en manos de la iniciativa privada, dedicar grandes esfuerzos a la investigación y, amparándose en las políticas de protección de patentes, centrarse en los resultados financieros para incentivar a los accionistas a realizar más inversiones encaminadas a la búsqueda de nuevos y mejores medicamentos.
Sin embargo, los altos costes de investigación que supone el desarrollo de nuevos productos, unidos al corto período disponible de comercialización bajo patente, están llevando a una disminución dramática de los márgenes y originando incluso que algunas de las especialidades lanzadas no lleguen a ser rentables. En este contexto, la hasta ahora prácticamente incuestionable capacidad para lanzar novedades terapéuticas al mercado, se empieza a ver seriamente afectada.
La industria farmacéutica se enfrenta actualmente a un doble reto: un lado continuar atando valor a la sociedad, generando a la vez beneficios en un ambiente mucho más competitivo que en el pasado y, otro, el ser capaz de “reconciliarse” con la sociedad mejorando su agen y reputación.
Como quiera que en la actualidad los gobiernos de numerosos estados, la sociedad civil, cada vez en mayor grado, y algunas empresas han empezado a tomar conciencia de la necesidad de armonizar el desarrollo económico con la “sostenibilidad”, ha surgido todo un campo doctrinal al respecto: La Responsabilidad Social Corativa.
En los últos tiempos se han hecho esfuerzos para consensuar una definición sin que hasta el momento haya cristalizado ninguna, aunque hay una aceptación general plícita de que la Responsabilidad Social Corativa es el intento “voluntario” de dar respuesta al reto de la sostenibilidad en el mundo empresarial atendiendo a las tres áreas: económica, social y medioambiental.
Las grandes compañías a nivel mundial empiezan a percibirla como una herramienta adicional para garantizar su futuro, dando respuesta a un clamor creciente de la sociedad la sostenibilidad; y también, en paralelo, se percibe una mejor respuesta parte de accionistas y ahorradores que utilizan índices bursátiles especializados para tomar sus decisiones.
Sin embargo, y a pesar de su evidente contribución a la calidad de vida de la humanidad, la sociedad todavía tiene claros prejuicios contra el sector. Nadie ha conseguido explicar con éxito a la sociedad las razones del coste de las especialidades farmacéuticas y hacerle recordar los aspectos positivos de su contribución, incluso en el área de la prevención.
Aunque se reconoce el valor del medicamento y de la investigación, no se asocia esto con el protagonismo de los laboratorios farmacéuticos que son quienes fundamentalmente realizan el esfuerzo investigador, que permite descubrir y acercar a los pacientes los nuevos fármacos. Incluso mientras los profesionales sanitarios gozan del reconociento público, a los laboratorios farmacéuticos no se les reconoce su compromiso social.
Como causas de esta percepción negativa se podrían citar, un lado, el hecho de que la industria farmacéutica estuvo encerrada en sí misma y únicamente daba a conocer sus logros a través de los profesionales de la sanidad o del mundo científico; otro lado, la sociedad exige a los laboratorios farmacéuticos y espera de ellos unos estándares de actuación más elevados que al resto de los sectores industriales
La gran asignatura pendiente de la industria farmacéutica es, pues, el rendiento de cuentas a la sociedad, al igual que rinde cuentas a sus accionistas haciendo ver sus ataciones a la salud, la esperanza de vida, el bienestar, etc.
Los esfuerzos del sector en el futuro deben orientarse a continuar avanzando en el campo de la Responsabilidad Social Corativa con la involucración de todo el sector y, a informar adecuadamente a todos sus stakeholders, la sociedad en general, para hacerles ver su verdadera contribución al bienestar común y a la sostenibilidad del Planeta.
Manuel Puga Pereira










