En la Tierra a miércoles, diciembre 24, 2025

Soluciones

Todos buscamos soluciones a los problemas. Pero también aquí tenemos que ser prudentes y evitar que la búsqueda de soluciones se convierta en una "caza de culpables" que nos lleve a sentirnos satisfechos con la focalización de los males en un solo punto, grupo o circunstancia. Lo que en este caso, además, es posible.

Todos buscamos soluciones a los problemas. Pero también aquí tenemos que ser prudentes y evitar que la búsqueda de soluciones se convierta en una “caza de culpables” que nos lleve a sentirnos satisfechos con la focalización de los males en un solo punto, grupo o circunstancia. Lo que en este caso, además, es posible.

Según las últas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 96% de la población está de acuerdo con que la clave para prevenir la violencia es la educación en la igualdad y en el respeto mutuo.

Para el Ministerio de Educación, en el mismo sentido, no puede confiarse solo en el relevo generacional para erradicar la violencia. Pero tampoco debe responsabilizarse a la comunidad escolar en exclusiva de esta lucha. Entre otras cosas que una encuesta de
la Asociación Nacional de Profesores española afirma que un presionante 80% de los maestros confiesa que el estrés producido su profesión le está perjudicando la salud.

Es cierto que muchos docentes no detectan el “bullying” que desconocen sus manifestaciones, indicios, causas o consecuencias. También es verdad que a veces lo detectan pero eluden plicarse al ningunearlo o al no saber cómo afrontarlo.

Según
la Confederación de Sindicatos de los Trabajadores de la Enseñanza el fenómeno del acoso escolar “ha existido siempre, en todo tipo de centros educativos, sean públicos o privados, elitistas o marginales, en grandes ciudades o en pueblos pequeños. Pero era tomado como algo normal a lo que no se le daba ninguna tancia”.

Ahora bien: también son muchos los profesores que se sienten desprotegidos y desautorizados en numerosas ocasiones que, cuando se produce el conflicto e intervienen,
la Administración educativa suele quitarles la razón y dársela a los padres, que tienden a justificar y a amparar los comtamientos de los hijos. Este cóctel molotov provoca que solo cuando la situación es muy grave el equipo docente intervenga con medidas sancionadoras como la expulsión.

Las familias, su parte, deben estar atentas a sus hijos. Deben observar sus comtamientos, sus estados de áno, los cambios en sus hábitos o costumbres. Deben dialogar con los niños y tratar de comprenderlos desde su perspectiva, desde su realidad, no desde fuera. Deben apoyarlos en una socialización igualitaria y comprensiva. “Es verdad que hay veces que la comunicación padreshijos no es tan fluida como debería y esto hace que los chavales no encuentren apoyo en sus padres a la hora de hacer frente a lo que les ocurre”, abunda Ricardo.

La Administración también debe asumir su parte alícuota de responsabilidad: “Dramas como el de Hondarribia deben suponer un salto cualitativo en el abordaje del bullying en nuestros centros educativos. La lucha contra el acoso escolar no puede seguir siendo solo una labor voluntariosa de los y las docentes y de las familias. Debe ser
la Administración educativa quién dirija y encabece una lucha organizada contra el bullying en todos los centros educativos, públicos y privados, destinando para ello los recursos que sean necesarios”, continúa la Confederación de Sindicatos. No se trata de crinalizar a unos ni de justificar a otros, en suma. Se trata de cooperar en conjunto para ir solventando lo que ya es un grave problema.

La ministra de Educación, María Jesús San Segundo, ha anunciado que está previsto desarrollar en los próxos meses programas de formación para el profesorado con el objetivo de erradicar la violencia entre los alumnos en los colegios.

El Instituto para
la Juventud ha elaborado un informe en el que recoge tres medidas que los profesores pueden ir poniendo ya en marcha: intervenir desde el prer indicio de maltrato físico o psicológico; explicar a los alumnos en qué consiste la igualdad y el respeto; y hacer que todas las clases, al margen de la materia que las ocupe, se conviertan en clases participativas.

Un mes después del suicidio de Jokin toda Hondarribia se manifestaba en solidaridad con su familia y en repulsa de la violencia. “Para que no vuelva a suceder”, rezaban sus pancartas. “Todos contra el bullying”.

La sociedad, que todos formamos, tarda un tiempo en asilar los fenómenos que van surgiendo. Pero esto no nos exe de nuestra responsabilidad. Todos debemos plicarnos en la prevención, detección y solución de los problemas de bullying. La relativa juventud de esta lacra no la alivia. Y las aulas hoy son el presente de muchos niños y el futuro de todos los ciudadanos.

 

Fuente: INJUVE

 

 

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