En la Tierra a lunes, diciembre 15, 2025

Moncho Tamames, autor de La Cultura del Mal

Madrileño, de 37 años, Moncho Tamames lleva un largo camino recorrido en el mundo publicitario y comunicacional. Parte activa en la configuración de los anuarios de los dos periódicos más reputados de nuestro país, en este su segundo libro se atreve a expresar en palabras lo que su mente lleva discurriendo durante varios años. Profundo conocedor del American Way of Life, no pretende ser el Michael Moore español, sino sple y llanamente una voz capaz de transmitir a quienquiera escucharle la realidad del país de las barras y estrellas, y cómo sus acciones afectan a todos igual, aunque no lo creamos.>¿Es Estados Unidos tan malo como lo pintan?

 

Es bastante peor, pues de hecho hay una buena maquinaria propagandística (propia de otro tipo de dictaduras no “democráticas” como ésta) que se ocupa de maquillar todos los días sus actos, hechos y cifras sin parangón con anteriores matanzas y miserias de otros regímenes. Son 76 países invadidos, 441 ocasiones en que han atacado algún país y una lista de muertes que si se tienen en cuenta las cifras del efecto globalizador que ponen, además de las del frente bélico se lleva delante lo de Hitler, Stalin y al conjunto del comunismo radical de aquellas épocas que desgracia siguen hoy vigentes en el nombre de la “democracia”. Ya se ha dicho mucho de todo esto. El mensaje es sple. No lo niego. Pero el sentido común lleva vigente 35.000 años y contra los números y las muertes poco se puede argumentar; a menos que se esté profundamente alienado conceptos económicos made in USA y aún no se haya aprendido a leer entrelíneas lo que nos echan la tele cada día…

 

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Desde tu experiencia en el mundo de la publicidad, ¿consideras que saben venderse bien?

 

Creo que es de lo poco que hacen realmente bien. El problema es que una buena parte de los ciudadanos se cree lo que los medios y sus películas nos cuentan de ellos y es complicado escapar a la exposición de falsos mensajes sobre la forma de vida estadounidense, que ya no tiene mucho que ver con aquel “sueño americano”. Un solo dato: el salario míno no da para pagarse un seguro médico completo. ¿Dónde está el estado del bienestar…? Un adolescente o joven de hoy está sometido a un bombardeo publicitario de productos y forma de vida estadounidenses que no puede competir con la educación de ningún buen padre o madre. Es un escenario muy desigual que nos hemos ganado nosotros a base de tar sus formatos de medios de comunicación, cine y publicidad.

 

¿Es el único país en el mundo convertido en Imagen de marca? Han conseguido metizarse con el nombre del continente entero…

 

Ojo con convertir un país en agen de marca, que luego pasa lo que ocurrió en el prer trestre de 2003 ante la guerra de Irak, periodo en que bajaron las ventas de sus productos en países como Argentina, Chile, Francia o España. El “antiamericanismo” es un moviento que cobra cada vez mayor conciencia de compra y la bandera americana cada vez vende menos.

Respecto a lo de acaparar el nombre de un continente para denominación propia de su país, es otra muestra de respeto de las que hacen gala cada día. ¿Se agina alguien que los franceses llamasen Europa a su país como si nada?

 

¿Es la globalización neoliberal el cáncer de hoy en día?

 

El cáncer no es la globalización ni el neoliberalismo. El cáncer es el liberalismo radical sin techo ético (World.com, Enron, Arthur Andersen, etc.) y la “americanización”, que es lo que realmente vivos. La globalización es parable e incluso podría ser, en su práctica, ideológicamente sana, pero esto no tiene nada que ver con lo que ocurre hoy. Mientras EE.UU. siga dominando los tres grandes foros (OMC, FMI, BM) no podemos llamarlo globalización, sino colonización. Es bien sabido que los países subdesarrollados y en vías de desarrollo están forzados a una dependencia de EE.UU., que no cesa de sancionarles bajo excusas de patentes o proteccionismo de su economía. Estamos ante el mayor perio jamás, financiándoles cada día todos los demás, en sus guerras y miserias, con la compra de sus productos y haciendo así el ejercicio más antiguo y humillante de pago del tributo colonial. El problema es que a diferencia de Roma y otros perios, éste se autodenomina “democracia” y la magnitud de su expansión es también desconocida en lo económico, lo cultural y lo social.

 

¿Hay mucho de teórico y poco de práctico en los movientos antiglobalización? Fijémonos en la tasa Tobin, ejemplo…

 

La tasa Tobin fue una iniciativa bonita e idealista. Idealista puede ser también lo que se propone en mi libro, salvando las distancias, pues yo soy un desconocido y recién llegado. James Tobin, Premio Nobel de Economía de principios de los 80, proponía en cualquier caso algo que era complicado de llevarse a cabo, pues incurría en una decisión personal de cada uno a la hora de comprar acciones. La pobreza es un problema que deben afrontar los gobiernos pudientes. Tal vez algún día dejen de plantearlo como algo tan complejo y técnicamente difícil, que es mucho más sencillo de lo que nos cuentan.

 

¿Es la política una prolongación del mundo de la comunicación, o es la comunicación el brazo derecho de la política?

 

En EE.UU. son ya un par de enanos intelectuales que van de la mano. Por aquí se ta a marchas forzadas. La telebasura no es ese grupo de famosos inventados, que a fin de cuentas dan un giro a la Historia de nobles y plebeyos; pues ahora los bufones son los supuestamente ricos y los que se divierten y se ríen de ellos son el pueblo. La verdadera telebasura es el sensacionalismo y localismo que conduce a dejar de pensar y a convertir nuestros telediarios al patrón único de los de EE.UU., que cuentan con sólo tres bloques: sucesos, detes y el tiempo en forma de catástrofes y anécdotas locales sobre como Mary no pudo sacar la mañana el coche del garaje, que tenía un metro de nieve que pedía elevar la puerta. Al menos con los casposos o famosetes del quiero y no puedo podemos reírnos, pero de la violación morbosa que acapara todas las audiencias no.

 

¿Vivos en un mundo mediatizado en el que la información que se cuenta es la que viene del país de las barras y las estrellas?

 

Hace cinco años los sucesos tenían su sección en los telediarios españoles. Ahora nos meten 12 minutos de apertura de estos con el asesinato morboso de Julita de Tarrasa y nos idiotizamos buenamente en línea paralela con lo que allí viene ocurriendo desde tiempo atrás. Pronto sabremos muy bien lo que es estar informados del navajazo que le dieron a uno en el supermercado de enfrente de casa y ya no tendremos ni idea de lo que ocurre en otros países o de lo que es sencillamente información de interés general, que no de atontamiento masivo y de pregnación de miedo y consumo, parte de unos medios que olvidaron la máxa periodística de sus tres tipos de modalidad: información, investigación y opinión. Pronto también aquí, sólo quedará la últa. Pero bueno, lo tante es la cuenta de resultados y si Yola Berrocal o el troceamiento de Rosita de Málaga tiene más tirón de sentientos (es decir sensacionalismo) que las decisiones de la últa cumbre europea o la muerte de alguien que sí dejó un legado de tancia e interés general, pues eso es lo que cuenta: la carrera de los beneficios. La información no puede ser una empresa y TVE no puede competir la cuota de audiencia de “telediarios morbosos”, que para obtener una información de interés general es para lo que la pagamos todos.

 

¿Hay muertos de prera y segunda categoría?

El Wall Street Journal explicó en cierta ocasión la diferencia, en términos económicos, entre una vida “americana” y el valor de la vida de un hindú. Ni cortos ni perezosos, publicaron que una vida “americana” vale 500.000 dólares, y que al ser el PIB de la India un 1,7 ciento del de EE.UU., se podía estar que la vida del hindú valía 8.500 dólares. Es decir, que habría que matar a 59 hindúes para compensar la muerte de un “ciudadano americano”. Por otra parte, la relación de muertes de estadounidenses respecto de las que provocaron y provocan, está en escala de 1/10.000, sólo en términos militares de la tan gloriosa Historia de sus presidentes, siempre bajo la triple doctrina de unilateralismo, prevención y hegemonía.

¿No te callas nada?

 

Creo que el tema es para hablar en voz alta. Nos afecta a todos en igual medida; se quiera ver o se mire hacia otro lado. Si me preguntases qué es lo más grave, no podría decirte si son los muertos, la no adhesión a Kioto, el desprecio los temas medioambientales que nos conducen ya a lo peor, la crisis que se avecina cuando se desmorone la burbuja estadounidense que sostiene el ahorro de otros países y la compra de bonos del Tesoro de China y Japón…, la colonización de las mentes, los inventos de falsos terrorismos que siempre fueron locales o regionales, y sólo internacionales cuando se trataba de intereses estadounidenses… Lo extraño es que se siga con eufemismos para estas cosas y no se apunten más al lenguaje abierto y de sple intención constructiva para con nuestras culturas y economías.

El ”antiamericanismo, además de un moviento único en cuanto a que es el más numeroso que se haya dado si se toma como fuente las masivas movilizaciones de 2003 ante la Guerra de Irak, es un concepto 100% “pro” y no “anti”. Está del todo mal expresado, si bien es la palabra que mejor puede aglutinar el sentido que se le quiere dar y, tanto, la más fácil y efectiva para hacerlo. No es ni “anti”, ni mucho menos “americano”. El “antiamericanismo” es el “pro” nuestra cultura, el ”pro” nuestros valores, el ”pro” nuestra economía, soberanía, forma de vida, etc. Se trata de un ideal constructivo, positivo, sano, fundado, coherente, mayormente culto, masivo y cuya única pretensión es ”déjennos vivir a nuestro modo y hagan ustedes lo que quieran. Pero en su país…”.

Sin duda mi libro pretende ser positivo, tanto en su conclusión y alternativas que presenta, como en la intención de todo lo que en él se expresa.

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