Las víctas del terrorismo nos convocan el sábado. Algunos dudan aún otros ya no de la necesidad de apoyarlas. Para mí desde luego no hay otro camino para luchar contra el terror que estar junto a quienes han sufrido el dolor en su ca. Más todavía, como mi buen y respetado amigo Germán Yanke decía el lunes en las páginas de ABC, no hace falta insultar a las víctas para no estar a su lado, basta con no querer escuchar sus razones. Y es que nadie sabe como las víctas qué es el terrorismo. De ahí que pactar con ETA a sus espaldas sea negarles la justicia.
El líder del PP, Mariano Rajoy, ha acertado al comunicar con anticipación su presencia en la manifestación las calles de Madrid junto a quienes no olvidan. También han acertado y han estado otunos además los presidentes autonómicos de Navarra, Miguel Sanz, y de Valencia, Francisco Camps. Estarán en la manifestación a título personal en prer lugar, pero también en representación de millones de españoles que, queriendo, una u otra causa no pueden acercarse a la capital esa tarde.
Permítanme ahora dirigirme a los que todavía no tienen decidido estar este fin de semana en Madrid. Aquí van diez razones más, creo de peso, para tratar de sacarles de casa:
1. Las víctas no hacen política, más que ahora interese políticamente hacer creer tal cosa. Todos los que hemos llorado y maldecido cada cren etarra somos víctas. ¿Se acuerdan de la angustia que padecos con la muerte anunciada de Miguel Ángel Blanco?
2. Los partidos políticos que se niegan a estar junto a las víctas deberían estar dando muchas más explicaciones de las que dan, sobre todo a sus afiliados.
3. Decir, como se ha podido escuchar estos días, que lo que ta ahora no son las víctas del pasado sino evitar que las haya en el futuro es un argumento, además de injusto y falso, de tal vileza que retrata sí solo a quien lo emplea. Seguramente con ese tipo de razonamiento, glosando a Winston Churchill, perderemos la honra y sólo alcanzaremos la paz de los cementerios.
4. Pagar un precio político el fin de ETA es quitar valor al sacrificio de los que han muerto en la lucha contra el terrorismo: negar el valor del Estado de Derecho y dar reconociento político a los que han matado inhumanamente a más de mil españoles.
5. Hacer creer que las víctas van a marchar contra el Gobierno el sábado, como se hace, tiene poco sentido, pero no es tan descabellado pensar que el Gobierno sí parece querer marchar contra las víctas.
6. Aunque Zapatero no estuviese negociando, ha dado pie a hacerlo en un futuro inmediato. Y sospechamos que negocia, que él mismo lo ha dicho, con sus palabras y sus hechos.
7. Veinte millones de españoles respaldaron en 2004 a los dos grandes partidos, unidos en su rechazo del terrorismo y a cualquier concesión política a ETA. Las dudas de ahora plican dividir sin sentido, críticamente, a los españoles.
8. Además de ser inmoral, negociar con ETA es poco práctico. ETA se encuentra ahora en su momento de mayor debilidad, gracias a la acción policial y judicial dentro de la Ley. Abandonar una política que ha dado resultados otra que ya ha fracasado antes no es razonable.
9. Negociar con ETA, lo demás, plica saber que nunca se terminará con el terrorismo hasta que no se acceda a todas sus peticiones. Los terroristas se reforzarán en la negociación, pero no pueden colectivamente renunciar a sus metas esenciales.
10. Siglos de historia y décadas de democracia van en la dirección opuesta a la que ETA desea poner. Ceder a su chantaje plica olvidar a los que murieron a sus manos, y a todos los que compartieron las ganas de libertad que hoy nos unen y que el sábado defenderemos en la calle trás el lema:
“Por ellos, todos. Negociación en mi nombre, ¡No!”
El sábado, a las seis de la tarde, nos vemos en Madrid.
Antonio Martín Beaumont










