Un millón de niños de toda Europa sufren enfermedades típicas de la edad adulta como diabetes, hipercolesterolemia e hipertensión arterial culpa de la obesidad. Estos resultados han sido presentados en el XIV Congreso Europeo de la Obesidad celebrado durante este fin de semana en Atenas.
Un millón de niños de toda Europa sufren enfermedades típicas de la edad adulta como diabetes, hipercolesterolemia e hipertensión arterial culpa de la obesidad. Estos resultados han sido presentados en el XIV Congreso Europeo de la Obesidad celebrado durante este fin de semana en Atenas.
La obesidad infantil es un proceso metabólico en el que se produce una acumulación de grasa excesiva en los niños en relación con el promedio normal para su edad, sexo y talla. Más del 30% de los niños en España presentan sobrepeso o son obesos, centaje silar al de Estados Unidos. Este centaje asciende al 36% en el caso de Italia, y baja al 20% en el caso del Reino Unido.
¿Cuándo se considera que un niño es obeso? Cuando su peso sobrepasa el 20% de su peso ideal. El 40% de los niños que comienzan con una obesidad o sobrepeso entre los seis meses y siete años de vida, seguirán siendo obesos en la edad adulta.
Las probabilidades aumentan hasta el 70% en aquellos niños que comienzan entre los diez y trece años, ya que las células que almacenan grasa (adipocitos) se multiplican en esta etapa de la vida lo cual aumenta la posibilidad del niño de ser un adulto obeso.
La obesidad infantil aparece que el ate de energía (ingreso de alentos) supera al gasto de energía y este excedente se almacena en el organismo como tejido graso. Sin embargo, el mecanismo el cual se produce este acumulo es aún desconocido. Entre los factores que intervienen se encuentran:
Conducta alenticia: iniciada el exceso de apetito y finalizada con la pérdida de sensación de saciedad, es decir seguir comiendo a pesar de estar “lleno”. Otro factor es la velocidad, cuanto más rápido coma, más probabilidad existe de aumentar el peso. En los países desarrollados, la principal causa de la obesidad infantil se produce el cambio de la dieta mediterránea la dieta de la comida rápida, demasiado rica en hidratos de carbono y grasas saturadas. También se produce el acceso fácil a cantidades ilitadas de alentos con gran cantidad de calorías (golosinas, patatas fritas, bollería industrial, etc.), hacer sólo dos comidas al día y engullir los alentos sin masticar.
Consumo de energía: cuando el gasto (generado los procesos metabólicos basales, en reposo, más la energía consumida en la actividad diaria) es inferior al ingreso, se produce un exceso que es acumulado en forma de grasas.
Factores hereditarios: se ha demostrado una cierta relación familiar. El riesgo de llegar a ser obeso cuando los miembros de la familia son obesos es del 27.5% para el varón y del 21.2% para la mujer. Habiéndose identificado el gen que codifica la obesidad en el cromosoma 6.
Factores Hormonales: donde intervienen hormonas tales como: Insulina (suele encontrarse elevada), Hormona del creciento (puede encontrarse disminuida), leptina (puede estar disminuida), hormonas esteroideas y las hormonas tiroideas.
Factores Psicosociales y ambientales: comer en exceso puede representar una dinámica familiar alterada. Los padres tienden a sobrealentar a sus hijos como una forma de disipar sus culpas, como expresión de sus propias necesidades no satisfechas o como manifestación deformada de cariño. Las madres obesas tienden a servir raciones mayores que las madres no obesas y a esto se une la regla común de que el niño debe acabarse forzosamente todo lo que se sirva en el plato. La obesidad y la hipoactividad pueden surgir de estrés o duelo ruptura de la unidad familiar, presiones o fracasos escolares o laborales.
Las consecuencias de la obesidad infantil van a ser fundamentalmente dos:
Problemas psicológicos: baja autoesta, malos resultados en el colegio, introversión, a menudo seguida de rechazo social etc. Mención especial merece la repercusión psicológica de la obesidad, e incluso de un míno sobrepeso, sobre los adolescentes como coadyuvante de tantes problemas de alentación como la bulia y la anorexia nerviosa.
La segunda consecuencia guarda relación con el aumento del riesgo de desarrollar enfermedades como hipertensión, aumento de los niveles del colesterol, diabetes, problemas respiratorios al dormir (apneas de sueño), problemas ortopédicos, especialmente de articulaciones.
Las opciones para el tratamiento de la obesidad en niños son litadas. El tratamiento debe ser personalizado en cada caso y para ello debe efectuarse un buen diagnóstico, para averiguar las posibles causas de la obesidad.
Las medidas a tomar básicamente son: modificar el estilo de vida, realizar una dieta, ejercicio físico, tratamiento médico si existe patología de base específica y cirugía para aquellos casos que son refractarios al tratamiento.
Los pilares de la terapia fundamentalmente son dieta y ejercicio, ambos tantes para que el control del peso sea exitoso. La dieta debe ser establecida un médico especialista en endocrinología y nutrición, que además debe asesorar a la familia. El ejercicio debe consistir en al menos 30 minutos de actividad aeróbica (caminar energéticamente, nadar, o andar en bicicleta) todos los días.
Además, los niños deben tener apoyo y terapia psicológica para cambiar el comtamiento. La mejor técnica es que el niño se vigile a sí mismo, manteniendo un diario del ejercicio hecho y los alentos comidos. Los cambios en el comtamiento incluyen sentarse a comer en la mesa, en lugar de hacerlo delante del televisor, tener un horario regular para que el niño se acostumbre a comer a una determinada hora y minice los refrigerios entre comidas.
Por últo hay que fortalecer la autoesta y alentar al niño a tratar el control de peso con una actitud.
¿Qué debemos hacer para evitar la obesidad infantil?
Predicar con el ejemplo: dieta equilibrada y ejercicio.
Enseñar al niño que la comida no es un premio o gratificación, sino una necesidad biológica.
Tener siempre a mano frutas y verduras y que el niño tenga acceso a ellas en caso de hambre.
Enseñarle a beber agua en vez de refrescos.
Motivarlo para hacer una actividad detiva diaria.
Nunca prohibirle los alentos altos en calorías, sino enseñarle que un exceso de estos le causará problemas de salud a corto plazo.
No desarrollar otro tipo de actividad mientras se está comiendo (ver la televisión, etc.)










