Nada más descriptivo que un editorial periodístico para poner de relieve el pensamiento de un medio de comunicación o, como en este caso, las verdaderas intenciones del director de un periódico que –dicho sus propios redactores utiliza el medio que dirige para saldar sus venganzas personales. Si a estos ingredientes le añados una vanidad sin límites, nos encontraremos el guiso perfecto para descubrir que hay detrás exactamente del sainete mediáticojurídicoperiodístico que puso en marcha el denominado Caso Tabacalera. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de Pedrojota Ramírez, el director de El Mundo que ayer de su puño y letra escribió el editorial y nos desveló con un cinismo a prueba de bombas, toda la trama montada entorno al presidente de Telefónica.
Nada más descriptivo que un editorial periodístico para poner de relieve el pensamiento de un medio de comunicación o, como en este caso, las verdaderas intenciones del director de un periódico que –dicho sus propios redactores utiliza el medio que dirige para saldar sus venganzas personales. Si a estos ingredientes le añados una vanidad sin límites, nos encontraremos el guiso perfecto para descubrir que hay detrás exactamente del sainete mediáticojurídicoperiodístico que puso en marcha el denominado “Caso Tabacalera”. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de Pedrojota Ramírez, el director de El Mundo que ayer de su puño y letra escribió el editorial y nos desveló con un cinismo a prueba de bombas, toda la trama montada entorno al presidente de Telefónica.
Tras alabar la brillante y minuciosa investigación del juez Santiago Torres –omite que este proceso ha sido archivado en tres instancias judiciales distintas Pedrojota Ramírez vuelve a exponer los argumentos del juez, que conocidos ya no sorprenden absolutamente a nadie, para concluir en un tono verdaderamente exultante y sin ningún tipo de pudor, que el banquillo de los acusados espera con los brazos abiertos a César Alierta. Ha costado, parece decir, pero al final, una vez más, me han tenido que dar la razón.
Sin embargo, y a pesar de tanto entusiasmo judicial, Pedrojota no las debe tener todas consigo y parece no fiarse de la “brillante exposición de motivos” judiciales que hace el juez Torres y describe Ramírez –que si información privilegiada, compraventa de empresas, venta de acciones que al final en uno de los párrafos del editorial su pensamiento le delata: “sea cual sea el desenlace jurídico de este asunto, el auto de Santiago Torres acredita punto punto la veracidad de todo lo publicado El Mundo”. Para empezar, Pedrojota Ramírez apela a la condena moral ya que al parecer la otra, la de los Tribunales de verdad, va a estar complicada que pueda salir adelante ante la falta de pruebas objetivas. Y, otro lado, echa flores al ex fiscal anticorrupción Jénez Villarejo, sin cuya ayuda todo este montaje no se podría haber llevado a cabo.
Y como hablamos también de la palabra justicia y en esto de la justicia sin duda alguna Pedrojota Ramírez es el “justiciero mayor del reino”, sin contar con que la única verdad que existe en el mundo es la suya, Ramírez critica sin piedad al resto de los medios de comunicación –prensa, radio, televisión, digitales, gratuitos… no sumarse a su campaña de acoso y derribo, a su particular “cruzada” contra el “todopoderoso” presidente de Telefónica. En el fondo, parece que el controvertido periodista pide ayuda a gritos a todo el mundo en la recta final de este siniestro proceso. Le da lo mismo que sea la derecha o la izquierda, los medios amigos o enemigos, se trata en definitiva de cobrarse la única pieza (César Alierta) que se le ha resistido en su larga, dilatada y brillante carrera como periodista. De verdad que es para echarse a temblar. Nosotros prometemos desde estas humildes páginas –los confidenciales somos para Pedrojota la escoria de la sociedad contar a partir en los próxos días toda la verdad sobre el denominado “Caso Tabacalera”, con nombres y apellidos, empezando el propio Ramírez.
