En la Tierra a martes, diciembre 23, 2025

Pierde Madrid 2012, perdemos todos

Son muchos los beneficios que la elección de Madrid como ciudad Olímpica hubiese traído a esta Comunidad Autónoma y también al resto del país. Seguro que se os ocurren unos cuantos, pero hay uno que a lo mejor muchos ni siquiera os habéis planteado. Sobre todo que es un problema en el que no solemos reparar a no ser que nos toque de cerca: la adaptación de Madrid para los discapacitados.

Son muchos los beneficios que la elección de Madrid como ciudad Olímpica hubiese traído a esta Comunidad Autónoma y también al resto del país. Seguro que se os ocurren unos cuantos, pero hay uno que a lo mejor muchos ni siquiera os habéis planteado. Sobre todo que es un problema en el que no solemos reparar a no ser que nos toque de cerca: la adaptación de Madrid para los discapacitados.

 

Por supuesto que es un tema del que todos hemos oído alguna vez, pero muchos no hemos reparado en su tancia. Yo tampoco lo había hecho hasta que conocí a Álvaro. Nunca antes había pensado que un gesto tan cotidiano en mi vida, como coger el metro, se convierta para otros en una misión posible.

 

Álvaro tiene 28 años y es detista. En el año 2000 fue Campeón Paralímpico de Boccia en Sidney y hoy es seleccionador nacional. En las últas Olpiadas, las de Grecia, no compitió pero fue a anar a la selección. A su vuelta a España me contó que una de las cosas que más le habían gustado, había sido viajar prera vez en metro. Atenas había hecho los deberes para las Olpiadas elinando las barreras arquitectónicas y adaptando el metro para los discapacitados.

 

En ese momento, fue una anécdota que me llamó la atención, pero que sin embargo no volví a recordar hasta hace unos días, cuando quedé con mi amigo Álvaro para ir a un concierto.  Antes de que empezara, estuvos charlando y me contó muy ilusionado que había empezado a colaborar en un programa de inserción sociolaboral como becario.

 

Ese mismo día había tenido la prera reunión de trabajo en la Universidad Autónoma, en el campus de Canto Blanco. Con toda su buena voluntad, dos de sus compañeras, intentaron ayudarle a la vuelta a casa,  pero la experiencia llegó a ser  toda una odisea que convirtió un trayecto que normalmente se realiza en unos 35 minutos, en un “paseito” de más de 2 horas.

 

La coincidencia (pues da la casualidad que dos de las paradas de metro que tienen ascensor, estaban fuera de servicio) y la deficiente adaptación del metro de Madrid hicieron que mi amigo consiguiera salir a la superficie para tener que coger un taxi. Dinero gastado, tiempo perdido y una sensación de absoluta potencia.

 

Pues esa sensación la he tenido muchas de las veces que he quedado con él. Y no sólo el metro, todo en general. Restaurantes con peldaños muy altos en la entrada, aceras posibles, cines y teatros no adaptados y un sinfín de ejemplos más, conforman una lista de obstáculos que dificultan la integración de los discapacitados. La suerte es que Álvaro es una de las personas más perseverantes que conozco y no se echa atrás cosas como estas. Tiene una actitud admirable y una paciencia de santo.

 

Sin embargo, su de sueño de un Madrid Olímpico y de una ciudad sin barreras se ha desvanecido. Sabemos que el Metro de Madrid está haciendo obras para conseguir que en el 2007 el 73% de la red sea accesible a los discapacitados, pero también que muchos de los fondos destinados a este y otros fines se congelarán para volver a presentar la candidatura de Madrid en el 2020.

 

Quien sabe si en esa ocasión lo lograremos. Seguramente sí, pero espero que mi amigo no tenga que esperar las decisiones de un “politizado” jurado para poder moverse libremente Madrid.

 

 

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