La guerra de las mañanas ha comenzado y lo ha hecho con las armas en la mano. Telecinco ha esperado a que Maria Teresa Campos vuelva para desestabilizar a la malagueña con los videos sobre su hija Terelu. La Campos va a intentar cambiar el registro de su programa para volver a ser la reina de las mañanas. Y la Ballester sigue subsistiendo, con una fórmula que nadie en TVE le gusta… pero que sigue registrando buenos índices de audiencia. Más de lo mismo. Es lo que nos espera este año en la guerra de las mañanas, a la espera de saber si finalmente Cuatro abre definitivamente su guerra particular (parece que se ha enfriado la posible llegada de Juan Ramón Lucas a la nueva cadena en abierto). Una vez superada la prera semana, así va la cosa.
Está claro que es Antena 3 quien debe apostar fuerte sus mañanas. De momento, la apuesta de adelantar Ruedo Ibérico a las ocho y media parece que está dándole buenos resultados, aunque la reforma de Cada Día no: sigue empeorando los datos del año pasado. De hecho en su prera semana, ha bajado hasta llegar al 14.5% de share el vies. Lo lamentable es que analizados durante una semana los programas, Maria Teresa Campos sigue realizando sin duda el mejor formato matinal de los tres vigentes: ¿Y qué falla? ¿será ella? ¿lo será la cadena?. Desde luego es el más vivo, aunque quizá su gran pecado es ser poco moderno y poco arriesgado… algo en lo que la Quintana sí ha sabido hacerse un hueco. Además, sus colaboradores repiten año tras año sin que cambien demasiado. ¿Son los mejores? En muchos casos… sin duda. Pero quizá el problema es que la gente se aburre de ver siempre lo mismo y a los mismos.
Por eso Telecinco ha sido quizá la más lista: ha sabido cómo rejuvenecer su mañana. Ha hecho que Ana Rosa Quintana aparezca en pantalla con sus dos brazos armados: Máx Huerta (una de las que eran firmes apuestas de informativos) y Óscar Martínez (el hombre para todo). Es decir: chicos para las marujas (aprende, Teresa, que en esto Vasile te lleva ventaja). Eso, amén de que como siempre, Telecinco ha apostado una agen mucho más moderna que la de Antena 3.
Sin embargo el magazine matinal de Fuencarral tiene algunos problemas de fondo que de momento parece que no le pasan factura: es una copia descarada del formato de la Campos (en esto la Quintana tiene experiencia… será un error informático). Aparte, Quintana ha puesto como condición coordinar una tertulia política sin tener demasiada idea, lo que lastra de forma profunda el resultado general de esa parte. Fue apoteósico el intento de entrevista a la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega la temada pasada, cuya mayor virtud fue hablar de sus trapitos. Lamentable. Y supuesto, no olvidemos que buena parte del mérito del share de EL PROGRAMA DE ANA ROSA es que tiene una buena parte enganchada a las tertulias sobre el reality de turno. Vamos, que méritos… los justos.
Y llegamos a la últa. Volvemos a lo que hemos dicho muchas veces: TVE mantiene su actual oferta matinal con Inés Ballester… no que les guste demasiado, sino que ni tienen otra, ni saben si podría superar en audiencia a la actual que aguanta el tipo estupendamente. Ni Caffarel ni Pérez Estremera han logrado articular un cambio en un formato que ni les gusta ni es digno de una televisión pública como TVE, marcado las entrevistas de sucesos y los comentarios de corazón. Algo parecido a lo que ocurre con Gente, que en buena medida es el sote en el que se basa el peso del TD2, y que no quieren quitar para no hundir a Lorenzo Milá. Pero está claro que el programa no tiene peso, y que su audiencia no es precisamente la más deseada los anunciantes. Pero aún así, son capaces de aguantar hasta la marcha de Arguiñano montando una cocina en la que son las marujas las que explican sus recetas: así no pagan a ningún cocinero y la SEPI tan contenta. Ver para creer… ¿no Inés?
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