Aunque no sea habitual hablar de detes en estas páginas, no podemos dejar pasar la ocasión de comentar lo acaecido durante los tres últos días en el seno del Real Madrid. A la consabida presión mediática dirigida desde la Casa Blanca, tendemos que sumar ahora una estrategia de comunicación mucho más sutil, en la que el ex director general de la Ser y actual Dircom del Real Madrid ha tenido mucho que ver.
Repasemos los hechos: desde la temada pasada, el equipo capitalino viene mostrando su descontento en materia de arbitrajes sufridos frente a los beneficios obtenidos su némesis, el F.C. Barcelona. Dicho descontento generó una campaña mediática dirigida desde las altas esferas del club, tal y como hemos contado alguna que otra vez en estas páginas, que incluía presiones tanto en medios detivos escritos como radiofónicos o incluso televisivos.
Hasta ahora, la agen transmitida desde la presidencia del club siempre ha sido no entrometerse en esta guerra, dejando el trabajo sucio para otros. Sin embargo, tras el error arbitral del pasado domingo, el Real Madrid ha variado significativamente su estrategia.
Al ya consabido debate mediático desarrollado durante la noche del mismo domingo y las preras horas del lunes, hemos asistido a la filtración interesada de la noticia de que el nueve veces ganador de la Copa de Europa iba a pugnar el partido. Con este rumor, se logró el objetivo deseado: presionar al estamento arbitral sin hacer una declaración oficial.
El revuelo provocado este rumor no es la novedad del asunto, sino la posterior reacción del club. Como hemos anotado antes, Florentino Pérez siempre se ha mantenido al margen de los debates acerca de este tipo de errores arbitrales; sin embargo, en la tarde noche de ayer pudos presenciar una rueda de prensa del propio Presidente Madridista, en la que confirmaba que la entidad que él preside no iba a tomar acciones legales respeto del Estamento Arbitral y al resto de los equipos que conforman la Liga.
¿Qué ha conseguido con ello? Splemente meter presión precisamente a aquéllos a quienes afirmaba respetar, y además sin tener que recurrir a properios ni amenazas, lo que conserva su agen poluta de fair play.
¿Cómo lo ha conseguido? Con una hábil estrategia de comunicación en la que mucho ha tenido que ver García Ferreras.
¿Es ético este tipo de planteamiento? Dependerá de cada cual. Lo cierto es que este tipo de acciones sientan un peligroso precedente que ya recogía James Bond en alguna de sus películas: provocar la noticia para después aprovecharse de su repercusión.
