La situación dentro de la cabecera detiva de Recoletos si de sí era insostenible, tiene visos de terminar como el rosario de la aurora. La negociación del convenio colectivo con los sindicatos y la redacción, que viene dilatándose desde el mes de enero –fechas en las que tomó posesión Manuel Saucedo se encuentran estancadas, de ahí que los representantes sindicales hayan lanzado un órdago: si en veinte días no hay acuerdo, habrá huelga.
La situación dentro de la cabecera detiva de Recoletos si de sí era insostenible, tiene visos de terminar como el rosario de la aurora. La negociación del convenio colectivo con los sindicatos y la redacción, que viene dilatándose desde el mes de enero –fechas en las que tomó posesión Manuel Saucedo se encuentran estancadas, de ahí que los representantes sindicales hayan lanzado un órdago: si en veinte días no hay acuerdo, habrá huelga.
La gota que ha colmado el vaso parece haber sido la contratación a golpe de talonario de Jose Antonio Abellán y Quique Guasch como colaboradores estrella, lo que precisamente no encaja dentro de la política de austeridad plantada Saucedo desde que accediera a la Dirección de la cabecera en enero pasado.
El cuerpo redaccional de Marca está bastante mosqueado, puesto que no logran entender cómo tras casi diez meses de negociaciones aún no tienen convenio, mientras que la dirección se dedica a contratar figuras mediáticas que vengan a desestabilizar los baremos económicos puestos.
El descontento generalizado llega a tal extremo que durante la últa asamblea se decidió un solo voto no comenzar la huelga de inmediato: de ha dado de plazo hasta el 1 de noviembre, momento a partir del cual si no se ha suscrito un convenio entre trabajadores y empresa, los preros comenzarán paros diarios de una y dos horas.
Por últo, destacar que fuentes próxas a la redacción del diario afirman que Sacuedo y Moratalla colocaron a filtradores en la asamblea para intentar controlarla, hecho éste que terminó dinamitar los ános de los trabajadores de Marca.
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