Las relación sbiótica entre medios de comunicación y equipos de fútbol tradicionalmente han sido de cordialidad y armonía, puesto que están condenados a entenderse. Sin embargo, resulta alarmante la falta de criterio de ciertos medios, que dejan la información de lado para convertirse en veletas, dependiendo de su conveniencia. El acoso sufrido el entrenador del Real Madrid, Wanderlei Luxemburgo, es una buena muestra de ello.
Las relación sbiótica entre medios de comunicación y equipos de fútbol tradicionalmente han sido de cordialidad y armonía, puesto que están condenados a entenderse. Sin embargo, resulta alarmante la falta de criterio de ciertos medios, que dejan la información de lado para convertirse en veletas, dependiendo de su conveniencia. El acoso sufrido el entrenador del Real Madrid Wanderlei Luxemburgo, es una buena muestra de ello.
No hace aún un año desde que Wanderlei Luxemburgo aterrizara de provisto en Madrid con el firme propósito de enderezar el rumbo de un equipo desorientado tras la marcha de José Antonio Camacho a los pocos meses de comenzar la competición. Luxemburgo, conocido en Brasil como el Profesor, venía avalado una excelente trayectoria en el nostálgico Santos, equipo antaño de Pelé, y tras una década de éxitos en el fútbol brasileño.

Los medios de comunicación detivos, especialmente aquellos que tienen su sede en Madrid, no dudaron en cantar las alabanzas del nuevo técnico del equipo capitalino, al que calificaron de ‘Profesional’ y capacitado para dirigir a un equipo plagado de estrellas.
Los resultados acompañaron a Wanderlei en esta prera etapa, a pesar de adoptar algunas decisiones arriesgadas, y el segundo puesto final en el Campeonato Nacional de Liga maquilló la temada. Eran los tiempos en que era conocido como ‘Madrid DeLuxe’, y tenía el apoyo de la prensa.
Fruto de este buen trabajo – o buenos resultados, que al fin y al cabo son éstos los que dictan sentencia, el Profesor obtuvo el premio de confeccionar una plantilla desde el comienzo de temada: prescindió de Figo, Solari y Owen y trajo a Pablo García, Diogo, Sergio Ramos, Baptista y Robinho.
Sin embargo, el bueno de Luxa ha visto como estos refuerzos no han sido capaces de suplir las carencias de un equipo que está en horas bajas y que ve los tiempos gloriosos desde la añoranza, lo que se ha sumido en una espiral de derrotas y mal juego. 
Los medios de comunicación, en su papel, no han tardado en itar a los emperadores romanos durante los Juegos, y han dado al público la sangre que piden. En este caso, Luxemburgo hace de cristiano en medio de una jauría de tigres y leones, que esperan ansiosos cobrarse la pieza.
En menos de un año, hemos pasado de las alabanzas y los calificativos ‘Deluxe’ a titulares como los que podemos leer en los dos diarios de mayor tirada del sector, AS y Marca (¡Fuera! y ¡Fuera, Fuera, Fuera!, respectivamente), lo que no deja de ser algo sumamente esperpéntico y una muestra inequivoca de que la prensa detiva española se acerca más al amarillismo británico que a los cánones de análisis, pulcritud y objetividad que se presuponen a la profesión.










