Después de las preras declaraciones en el lugar de los hechos asegurando que todos estaban bien y que había sido un milagro que no pasara nada grave, la presidenta de
Parecía más bien que se hubiera caído de una bicicleta en vez de haber salido de un helicóptero que estaba hecho un amasijo de hierros. La presidenta demostró, una vez más, la fortaleza innata en ella a la que nos tiene acostumbrados y en vez de tomarse el día libre, como era de esperar y como hizo su compañero de partido, siguió con su agenda como si tal cosa. A las 4 de la tarde acudía al Pleno de
Risas la anécdota de los zapatos en los pasillos de Vallecas y asombro entre los miembros de los distintos partidos que miraban los pies de Esperanza. Felicitaciones haber vuelto a nacer y de nuevo al trabajo, que había muchos asuntos pendientes que tratar.
Hoy la resaca de ayer y la celebración del aniversario de la Constitución en

Rajoy se salva segunda vez
“Tuve la intuición del accidente”
Finalmente todo ha quedado en un terrible susto. Esas han sido las palabras repetidas, no solo de los ocupantes del helicóptero sino de todos los que se iban enterando de la sorprendente noticia. El único que ha salido peor parado es el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, que sufría la rotura de dos dedos de su mano derecha y tenía que permanecer hospitalizado hasta las doce y media de la noche en observación.
El líder de los populares se encuentra bien, o al menos eso dicen o queremos creer o es de verdad es así. Resulta, cuando menos, extraño, que dos dedos rotos se quede una persona en observación más de más de nueve horas. Aunque si con todas las roturas de huesos se procediera de la misma manera, estarían más saturadas de lo que están las urgencias de este país. Probablemente la presión de accidente y la avalancha de medios de comunicación que se agolpaban en la puerta del clínico, hicieron a los médicos del Hospital de Móstoles tomar la decisión de prolongar la estancia de Rajoy en el centro para que estuviera tranquilo, después de la presión que un accidente de esas características debe provocar. Seguramente le realizaron más pruebas, aparte de las consiguientes radiografías, para descartar cualquier complicación y, como la entereza de Aguirre no es lo normal, el presidente del PP ha preferido quedarse rodeado de los suyos hoy consejo facultativo. Mañana no le quedará más remedio que ponerse el abrigo y acudir a la concentración que han convocado en Madrid, a bombo y platillo, en defensa de la constitución.
Después de los preros minutos de caos y confusión, y comprobar que estaban sanos y salvos, llegó el momento de hacer balance y de ordenar todas las ideas y pensamientos que en un suceso así se pasan la cabeza.
“Hoy, cuando montamos en el helicóptero, yo vi que aquello no iba bien. Y así se lo dije a mis compañeros” explicaba Mariano Rajoy ayer tras abandonar el hospital. Probablemente esa extraña sensación y el inevitable recuerdo del grave accidente de coche que sufrió hace varios años y en el que casi pierde la vida no llevar puesto el cinturón, según ha relatado, le hicieron agarrase con fuerza a la cabina de la aeronave hasta el punto de fracturarse dos dedos.
“Fue muy curioso. comentaba Rajoy Todos los que estábamos allí nos preguntábamos: ¿tú que tal estás?, ¿tú que tal estás?” “Ha sido una experiencia que no se la recomiendo a nadie, pero que hemos tenido la suerte de haber salido bien”.









