BRASILIA (19/12/05) La libertad de expresión, propia de los regímenes democráticos, sigue siendo incómoda para algunos mandatarios latinoamericanos, al menos para los de Brasil y Venezuela.
Una vez más, a Chávez no le sientan bien las críticas a su gestión y se siente perseguido los medios de su país, a los que acusa de “estar en manos de la extrema derecha” y de publicar “mentiras y difamaciones” contra su gobierno para desprestigiarlo con miras a las presidenciales de 2006.
“Ya la derecha ataca placable (…) EEUU está financiando a la oposición venezolana. EEUU y las grandes televisoras y periódicos arremeten a diario (…) tratando de desprestigiar al Gobierno y desalentar al pueblo, pero no lo lograran”.
El mediático presidente venezolano se encontró con su par brasileño, Lula Da Silva en el estado brasileño de Pernambuco para colocar la prera piedra de una refinería binacional.
Ante los dichos de Chávez, Lula no pudo más que confirmar que él mismo comprobó “in situ” cómo la prensa venezolana se ensañaba con él.
“La propaganda y las ofensas contra Chávez eran tan grandes, que jamás aginé que en un país democrático la prensa tenía tanta fuerza como hizo contra Hugo Chávez“
El mandatario brasileño, a quien las encuestas ubican cada vez en peor pie para enfrentar los próxos comicios aunque aún no confirma si se presentará a la reelección, señaló que en Brasil se está viviendo un momento semejante “en que la gente no se preocupa saber si es verdad o no la denuncia. Prero se publica, y luego no hay responsabilidad alguna investigar”.
Los dos mandatarios no pararon de darse palmaditas en la espalda, en un diálogo idílico que culminó con Chávez expresando sus esperanzas de que en 2011, ambos se reencuentren para inaugurar la mencionada refinería, mostrándose seguro de ganar las próxas elecciones con 10 millones de votos.
Tal vez el ideal democrático para ambos mandatarios sería reproducir un “Aló Presidente” multedial, 24 horas, 365 días al año, que reprodujera los contenidos que a ellos les parezcan “democráticos”.
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