Tanto Antena 3 como Telecinco fueron tentados para hacerse con el vídeo y las ágenes, en las que un grupo de asesinos, rociaban de gasolina y quemaban viva a una indigente dentro de un cajero automático. Ayer, familiares cercanos a la asesinada ofrecieron las ágenes a las distintas televisiones. Sólo la de Caffarel dijo sí y lo colocó como segundo sumario del Telediario de hoy. Como paradoja, apuntar que el día que se produjo el asesinato no se emitió la información.
La llegada del líder cocalero y presidente de Bolivia, Evo Morales ocupó el prero de los sumarios. Fran Llorente se apuntaba la información sobre el asesinato de la indigente como exclusiva y lo lanzaba a los cuatro vientos. Esta desesperada carrera a ninguna parte ha llevado a Televisión Pública a sus índices más penosos de audiencia. La apuesta una televisión de calidad no se ve reflejada en la emisión de contenidos que su sensibilidad deben ser guardados, mucho más cuando se conoce la noticia. ¿O es que pera el morbo?
Televisión Española está entrando en una espiral que es parable. A los fracasos de su programación se están uniendo el hundiento de las audiencias en los informativos. No se puede esperar menos y no se puede incumplir más. Tras el NO a dejar el Ente parte de su directora general, Carmen Caffarel, está asiste al pudridero en el que se están convirtiendo los servicios informativos, que nunca estuvieron tan amordazados y teledirigidos. Basta recordar cómo se ha informado sobre el Hundiento del Carmelo o sobre los Once Muertos de Guadalajara. Asuntos en los que la Tele de Caffarente (ser sobrevenido de la unión de intereses de Caffarel y Llorente) ha pasado de puntillas y no ha querido mostrar en toda su realidad, que no crudeza ni encarnizamiento.
La caída libre, la falta de credibilidad, la manipulación sin límite, se hacen hueco en una televisión de la que están desapareciendo los profesionales, y en la que cada vez más rondan los comisarios políticos. Hoy Zapatero puede sentir una vergüenza más: El director de sus servicios informativos nos ha sacado de la duda de cómo huele la muerte en directo. Sólo queda una salida digna: Caffarente a la calle.
Seguiremos Informando…