En su prer artículo firmado para PRNoticias, Benito Berceruelo ha escogido un tema espinoso latente en el mundo de la comunicación: las reticencias de algunos dircoms contratar los servicios de un consultor externo, sobre todo en tiempos de crisis. Sin embargo, el tiempo y la experiencia han dictaminado que ‘cuatro ojos ven mucho más que dos’, y que tanto estas preras dudas deben dejar paso a una cooperación mutua cuya máxa beneficiaria sea la empresa.
En su prer artículo firmado para PRNoticias, Benito Berceruelo ha escogido un tema espinoso latente en el mundo de la comunicación: las reticencias de algunos dircoms contratar los servicios de un consultor externo, sobre todo en tiempos de crisis. Sin embargo, el tiempo y la experiencia han dictaminado que ‘cuatro ojos ven mucho más que dos’, y que tanto estas preras dudas deben dejar paso a una cooperación mutua cuya máxa beneficiaria sea la empresa.
Una vez superadas las preras barreras ocasionadas la desinformación acerca de la profesión, el sector de la comunicación se encuentra ante uno de sus principales retos: que consultores y departamentos internos solventen sus diferencias para trabajar en aras del bien común. Ciertamente, si obervamos atentamente el ránking de las principales empresas que operan en nuestro país, no es extraño ver cómo las direcciones de Comunicación internas delegan parte de sus relaciones con los medios a consultoras de Comunicación y Relaciones Públicas, sobre todo en el ámbito de organización de eventos o gabinetes de prensa (paradójico es el sector farmacéutico, en el que una casa puede tener contratadas varias consultoras para gestionar distintos productos).
Sin embargo, esta convivencia pacífica puede verse mancillada en épocas de crisis, en las que el orgullo del Dircom le hace actuar cual burro detrás de la zanahoria al rechazar la ayuda de un departamento especializado que le ayude a superar semejante trance. El yopuedosolismo ha ocasionado en no pocas ocasiones que las crisis a las que se enfrentaba se mangnificaran hasta llegar al punto de no retorno en el cual la agen de una compañía es irrecuperable. La valentía de un soldado se mide su capacidad para reconocer las litaciones, y en este aspecto es mejor tragarse el orgullo que asistir a la derrota global del ejército.
Sin embargo, tampoco es aconsejable lavarse las manos y cargar con toda la responsabilidad a la consultora contratada, quizás que no es tan tante contratar contratar, sino saber a quién se contrata. Me explico: actualmente, sobre todo en el mercado de las grandes urbes, subsisten numerosas agencias que han nacido al amparo de expertos en crisis, cuyo único contacto directo con una crisis ha sido en la mayoría de los casos un case study. Sin menospreciar a los auténticos profesionales de la disciplina que lo llevan demostrando año tras año, esta plaga de vendedores de humo perjudican al sector en dos direcciones: prero, que desacreditan al propio sector ante su público objetivo, y en segundo lugar, que en muchas ocasiones su oferta se basa en un precio inferior al dictado en el mercado, con lo que terminan perjudicarse a sí mismos. Por tanto, la elección de un grupo de profesionales de contrastada valía sin escatar esfuerzos puede ahorrar a la compañía una cuantiosa suma a la larga (además de Estudio de Comunicación, algunos otros que merecen nuestro respeto son Carlos Paniagua, Miguel López Quesada o José Antonio Llorente, entre otros).
Por tanto, un buen Dircom debe estar a la altura de las circunstancias, y cual general romano, saber mover las distintas piezas de su ejército dependiendo de las circunstancias, entre las cuales también deben estar los mercenarios (si se me permite la metáfora) de