Bajo la pertérrita mirada de un auditorio a rebosar, Fernando Moraleda, como es habitual, nos ha deleitado con un discurso medido, equilibrado, en el que ha dejado de lado sus funciones de Secretario de Estado de Comunicación para realizar un análisis detallado del panorama comunicacional español. Sin querer aprovechar su presencia con fines partidistas, el discurso del Secretario ha durado apenas 15 minutos, en los que ha repasado los éxitos en materia de medios del Gobierno al que representa.
Tras unos inicios titubeantes, que daban la presión de no saber muy bien dónde estaba, Moraleda ha agradecido la invitación de
Posteriormente, y siempre bajo el garante de la humildad, el jefe de Luis Arroyo ha dedicado la parte central de su intervención a emular a aquélla que hace algunas fechas tanto nos sorprendiera en el Foro de Nueva Economía: el compromiso del Gobierno con
Ø Garantizar Ley una Televisión Pública de calidad e indpendiente del Gobierno. Fracasado el modelo comercial, propone un modelo mixto (apoyo estado e ingresos publicidad).
Ø Se ha garantizado el pluralismo con la concesión de dos nuevas licencias analógicas, la aparición de
Ø Mejorar los contenidos a través de la autorregulación: Código de Autorregulación sobre contenidos Televisivos e Infancia.
Ø Voluntad de ordenar la dispersión del sector con
Ø Evitar autobombo de los partidos políticos cuando éstos acceden al Gobierno (Ley General de Comunicación y Publicidad Institucional).
Pero quizás el momento de mayor éxtasis durante su comparecencia haya sido el que alababa las líneas maestras esgridas su interlocutor anterior, José Vidal Beneyto, tras haber recibido de manera furtiva una hoja con anotaciones parte de su segundo, Luis Arroyo. Fruto de
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