“¿Qué distingue a unas ciudades de otras?”, esta es la pregunta que se formulaba John Gunter, un periodista norteamericano que se hizo célebre a mitades del siglo pasado los retajes en los que mostraba el mundo exterior a los americanos del interior. Su respuesta, citada en el últo libro de Ted Fishman no era del todo nítida pero identificaba algunos elementos claros: “la edad, la historia, la relación con el interior del país, la variación demográfica y otros factores misteriosos e inexplicables”.
Recordé esta cita hace unos días, mientras escuchaba los detalles que desplegaba ante mis ojos el que es quizá el más reconocido experto en comunicación sanitaria. En los próxos cuatro años se construirán en Madrid doce centros sanitarios privados. Uno de esos hospitales es un gran complejo de investigación y tratamiento dedicado en exclusiva a la oncología. Entre esas doce clínicas hay varias que tienen su origen en capital e inversores catalanes.
El peso de los datos me dejó perplejo. Le pedí que desbrozara las razones de esa migración tan sorprendente para quien no conozca los flujos del riesgo inversor y el negocio sanitario. “Madrid es una ciudad sin conflictos – comenzó La red de transtes que se construye en España la va a situar en el punto de atracción más cercano desde cualquiera de las otras grandes ciudades del país. Tiene tanto un potencial de clientes que no puede ofrecer ninguna otra. Su calidad de vida y la ausencia de tensiones nacionalistas e posiciones lingüísticas la hace mucho más atractiva que Barcelona para atraer a la gran cantidad de médicos, especialistas, científicos y personal sanitario que van a necesitar estos centros”
En el fondo, respondí, se trata del criterio establecido Gunter, cuando en la enumeración con la que comenzábamos este relato situaba como criterio básico para la distinción de una ciudad “la relación que establece con el resto del país”. La iniciativa privada ha levantado todo un edificio de estudios y sondeos de mercado antes de tomar una decisión, más bien doce decisiones. El capital alemán ha hecho un análisis científico de las razones las que quiere un gran centro en la capital de España, y los inversores catalanes, propietarios de grandes clínicas en Barcelona, lo han pensado muy bien antes de “emigrar” a Madrid. Quien quiera puede ver en esto síntomas de una enfermedad, pero también de un excelente estado de salud. Sólo depende del distrito postal desde el que contemple la elevación de esta compleja red sanitaria.
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