En la Tierra a miércoles, diciembre 10, 2025

VI Encuentro de Salud y Medicina de la Mujer

Expertos reivindican políticas de salud dirigidas específicamente a la mujer para ofrecerlas una atención sanitaria integral.

 

“Muchos estudios sobre el estado de salud han ignorado las diferencias biológicas y de género, bien que las poblaciones de estudio estaban compuestas personas del mismo sexo, generalmente hombres, o bien que el análisis se ha controlado el sexo, asumiendo que las causas de enfermar y las reacciones frente a las exposiciones eran las mismas para mujeres y hombres”, explica la doctora Carmen Menéndez, directora médica del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer. “Además, las prioridades en investigación se han definido de acuerdo con las necesidades de salud de los hombres”.

 

Durante el VI Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer, celebrado esta semana en Madrid y en el que se han dado cita 2.000 profesionales sanitarios de toda España, médicos de familia, expertos en Ginecología, Endocrinología, Reumatología, Cardiología e Hipertensión, Medicina Estética, etc., se han puesto de manifiesto las diferencias de género en salud como problema a solucionar con el fin de poder ofrecer a la mujer una atención sanitaria global e integral.

 

En España, hay más de 22 millones de mujeres y, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida de las mujeres en nuestro país se sitúa en 82,9 años y se calcula que alcanzará 85,1 años en 2020. Así, en la actualidad, las españolas están entre las mujeres con mayor esperanza de vida en Europa y en el mundo.

 

Según datos del Instituto de la Mujer, recogidos del Instituto Nacional de Estadística, en España existen alrededor de 21 millones y medio de mujeres y, sin embargo, este sector de población no cuenta aún con políticas específicas en salud. “Para poder definir y desarrollar políticas específicas en salud para la mujer”, explica el doctor Palacios, “prero debemos conocer específicamente cómo les afectan las distintas enfermedades, cómo actúan los tratamientos y cuáles son sus necesidades principales”.

 

Con el fin de elinar el sesgo de género, y los resultados erróneos que se derivan, este experto afirma que “los ensayos clínicos y los estudios epidemiológicos deberían incorar personas de ambos sexos, siempre que sea aplicable. Asismo, los resultados de los mismos deberían presentarse estratificados sexo y con un análisis de género”.

 

“Mientras que los investigadores traten a todos como hombres, los cuidados médicos hacia la mujer continuarán estando desasistidos”, añade el doctor Palacios. “Precisamente, las diferencias que sirven de base para la no inclusión en las investigaciones son la razón de que los medicamentos deban de ser probados y testados en las mujeres”.

 

Diferencias de género en la investigación médica

Tradicionalmente y hasta los años 90, los servicios de salud de la mujer han ido dirigidos a las necesidades reproductivas exclusivamente, es decir, la contracepción y el embarazo. “Aunque éstas son necesidades obvias, se están olvidando otros problemas no reproductivos bastante frecuentes, como las enfermedades autoinmunes, migrañas y disfunción sexual femenina”, afirma el doctor Palacios.

 

La diferencia de género es evidente, no sólo en la selección de temas de investigación, sino también en el número y rango de los estudios. Según el director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer, “donde la misma enfermedad afecta igual a hombres y mujeres, muchos investigadores han ignorado las posibles diferencias entre los sexos en indicadores diagnósticos, en síntomas, en pronóstico y en la efectividad de los diferentes tratamientos”.

 

Por ejemplo, la mayoría de estudios sobre enfermedad coronaria, todavía considerada como enfermedad de hombres, ha sido totalmente realizada en población masculina. Así, aunque hay más hombres que mujeres que mueren enfermedad coronaria, ésta es también la causa más frecuente de muerte en la mujer posmenopáusica y, sin embargo, los expertos hacen hincapié en que no existe la sensibilidad suficiente para analizar separado estrategias preventivas y de tratamiento clínico.

 

Esta falta de sensibilidad en los ensayos clínicos se refleja también en el esfuerzo diagnóstico y terapéutico. En palabras del doctor Palacios, “en ocasiones, la mujer acude a servicios de urgencias con síntomas compatibles con problemas cardiacos y no son correctamente diagnosticadas, de forma que a veces se confunden cuadros de sintomatología coronaria con cuadros de ansiedad”.

 

Otro ejemplo en este sentido es el de los trastornos emocionales en la mujer, de forma que existe una relación directa entre el descenso de estrógenos y el aumento del riesgo de depresión y, además, algunas condiciones sociales e individuales que se dan en la mujer el mero hecho de ser mujer, la predisponen con más frecuencia a esta enfermedad. “No obstante”, según el doctor Palacios, “sólo desde hace unos años se han empezado a realizar específicamente en la mujer algunos estudios médicos sobre trastornos emocionales”.

 

Feminización de la medicina

El aumento del número de mujeres en las facultades de Medicina e plicadas en trabajos de investigación abre un nuevo horizonte para evitar las diferencias de género en la salud. Según el doctor Palacios, “en la actualidad, el 70% de los estudiantes de las facultades de Medicina y alrededor del 50% de los médicos en España son mujeres”. A este respecto, en 1965 sólo un 7,3% de los médicos eran mujeres, centaje que se esta llegará al 60% en el 2030.

 

A 31 de diciembre 2004, según datos del INE, había en España 80.530 mujeres médicos colegiadas, frente a 114.138 varones, mientras que otras profesiones sanitarias, como Farmacia y Enfermería, cuentan con un número de mujeres muy enca al de hombres.

 

En cuanto a la preferencia de especialidades en España de las mujeres médicas, la especialidad médica que más eligen es el de la Otorrinolaringología (el 72,6% de los otorrinolaringólogos en España son mujeres), seguida la de Geriatría (un 71,5%) y de la de Ginecología y Obstetricia (un 69,7%).

 

La mujer, protagonista de su salud

Para ofrecer una atención sanitaria global e integral a la mujer, el doctor Palacios hace hincapié, no sólo en el desarrollo de políticas específicas de salud, sino también en dos necesidades fundamentales: tener en cuenta el concepto de calidad de vida y no de enfermedad y hacer partícipe a la mujer de las decisiones clínicas y terapéuticas.

 

“Debemos entender que, además de las enfermedades que atentan contra la vida de la mujer”, explica el doctor Palacios, “existen otros trastornos que aunque son menos graves empeoran de forma tante la calidad de vida y bienestar de la mujer, como la disfunción sexual, la incontinencia urinaria, etc.”.

 

“Por otra parte”, concluye este experto, “la mujer, cada vez más informada sobre los aspectos de la salud, necesita participar en las decisiones clínicas y de tratamiento que afectan a su calidad de vida. Sólo así, podemos conseguir mejorar su calidad de vida y bienestar y concienciarla sobre la tancia de la prevención”.

 

 

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