En España se diagnostican cada año unos 8.000 nuevos casos de cáncer de vejiga. Aunque es más frecuente en varones, la cifra de mujeres afectadas está aumentando debido fundamentalmente al consumo de tabaco y a su incoración a trabajos de carácter industrial en los últos 20 años. Se trata del tumor urológico más frecuente detrás del de próstata y el que más consultas e ingresos hospitalarios motiva.
El doctor Eduardo Solsona, del Instituto Valenciano de Oncología y miembro de
Según el doctor Solsona, en otros países, existe una diferencia notable en la incidencia del tumor de próstata y el de vejiga, pero en nuestro país la diferencia aún es pequeña. En los últos años se observa que la incidencia de este tumor, aunque levemente, sigue incrementándose. En España la media es de unos 20 afectados 100.000 habitantes/año con cinco muertes 100.000 habitantes/año. A pesar de esta elevada incidencia, la mortalidad no es alta (noveno puesto entre los tumores de mayor mortalidad). Esto se debe a que es éste un proceso oncológico que en muchas ocasiones resulta curable.
Signo de alerta
En todos los casos el principal síntoma que alerta al paciente es la presencia de sangre en la orina (hematuria). “La aparición inesperada de sangre en la orina”, explica el doctor Solsona, “es el signo excelencia. Desde el punto de vista clínico, la hematuria es signo guía y frente a esta manifestación tenemos la obligación de pensar que se puede tratar de un caso de cáncer de vejiga lo que hay que analizarla. La hematuria suele aparecer la mayoría de las veces de manera aislada: no se acompaña de dolor ni de abundantes ganar de orinar, ni de otros trastornos miccionales. El paciente debe acudir inmediatamente a la consulta cuando aparece este síntoma”.
Diagnóstico precoz
El diagnóstico precoz de este proceso oncológico es el medio más eficaz de combatir un tumor cuya capacidad de diseminación, y tanto de desarrollar metástasis, se produce en una fase avanzada de su evolución. “Si se actúa pronto”, subraya el doctor Solsona, “se puede obtener, en la mayoría de los casos, la curación únicamente con cirugía, y lo que es más tante todavía, incluso conservando la vejiga y su función”. Aunque no existe un perfil de paciente, lo que está demostrado es que este tumor es más frecuente en la quinta década de la vida. “En algunos países como Reino Unido se han puesto en marcha programas de screening en determinadas áreas industriales”, comenta el doctor Solsona.
Tratamiento
El tratamiento se selecciona en función de la fase la que pase el tumor. Básicamente se pueden distinguir dos tipos de tumor: los superficiales y los infiltrantes o invasivos. En palabras del doctor Solsona, “los que no comtan un riesgo vital para el paciente, que son afortunadamente los más numerosos, son los vesicales superficiales. En ellos se consigue un control de casi el 80% de los casos con tratamientos conservadores, sin necesidad de extirpar la vejiga, y con un seguiento adecuado del paciente”. Por el contrario, cuando los tumores infiltrantes son muy agresivos, se requiere la extirpación completa de la vejiga y el uso de quioterapia; con esta estrategia se logra una supervivencia del 60%. “Sin embargo, gracias a los nuevos tratamientos y a técnicas quirúrgicas más sofisticadas y eficaces hemos conseguido mejorar los resultados que lográbamos hace diez años”, explica este experto.
Alta tasa de recaídas
El 75% de los tumores son superficiales en el momento del diagnóstico, es decir no llegan a la zona muscular, en cuyo caso el pronóstico es bueno. Sin embargo, incluso en estos casos de tumores superficiales, casi la mitad de ellos vuelven a aparecer y lo pueden hacer de manera superficial o cambiar a infiltrante. Cuando esto sucede, casi un 70% de los mismos mantienen el mismo grado y estadio, es decir, su agresividad es silar a la del tumor pritivo; el resto se hacen más agresivos. De ahí que, como insisten los expertos, resulte tan tante el seguiento, al cual debe someterse el paciente periódicamente.










