Dicen que cuando terminó la llamada (una conferencia que dirían nuestros ancestros, pues venía de Alemania) el móvil trazó una recta desde su butaca hasta la pared y vuelta. La trayectoria no tuvo ni siquiera la delicadeza amable de la parábola. El aparato quedó astillado el pacto. Era lunes la tarde, día en el que suelen aparecer las serpientes y fantasmas que poblarán nuestros medios al menos hasta el sábado. En la pared quedó dibujado, nítido, ese perfil de la nación que el presidente hasta ese momento había percibido como desdibujado, quizá desenfocado según el pensamiento crepuscular de Norberto Bobbio. De indefinido pasó a determinado: “nación es cuando la llave de la luz la puede tener el vecino y tú debes pedirlo”. Dicen que tiró el móvil para expresar su indignación con la prera llamada que recibía desde la profundidad del fracaso: una desahuciada las urnas le advertía que se iba a quedar, de una forma amistosa, con la codiciada Endesa. Yo no me lo creo, lo del lanzamiento.
Es posible que el inquilino de
Es probable que los alemanes de E.On y la propia Merkel sean tachados de anticatalanes. Es posible incluso que ocupados en la compra de la eléctrica, ni siquiera lo tengan en cuenta. Pero, si podemos comprar un banco británico con decisión y orgullo, ¿qué hay de malo en que nos compren a buen precio una eléctrica? El enfado cósmico de Zetapé no ha sido el prero. Jugar a las sorpresas y a los golpes de efecto tiene estas cosas, un día parece que has ganado y al otro le dan la vuelta al partido. Prero los republicanos de
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