En la Tierra a martes, diciembre 16, 2025

Ràdio 4, la patata caliente de la que nadie quiere hacerse cargo

Carmen Caffarel ha sido clara: Ràdio 4 no puede permanecer dentro de la estructura organizativa de RTVE ¿Esto significa que la emisora catalana desaparezca? Pues no, al menos para la directora del Ente Público, quien ha ofrecido a la Generalitat que se haga cargo del Centro de Producción de Sant Cougat (TV) y de Ràdio 4. Sin embargo, el Gobierno catalán ha salido al paso asegurando que CCTRTV ya tiene los suficientes problemas financieros y no puede admitir más medios. Y es que dentro de la Generalitat tampoco se ponen de acuerdo sobre el futuro de la emisora.

Carmen Caffarel ha sido clara: Ràdio 4 no puede permanecer dentro de la estructura organizativa de RTVE ¿Esto significa que la emisora catalana desaparezca? Pues no, al menos para la directora del Ente Público, quien ha ofrecido a la Generalitat que se haga cargo del Centro de Producción de Sant Cougat (TV) y de Ràdio 4. Sin embargo, el Gobierno catalán ha salido al paso asegurando que CCTRTV ya tiene los suficientes problemas financieros y no puede admitir más medios. Y es que dentro de la Generalitat tampoco se ponen de acuerdo sobre el futuro de la emisora.   

 

Mediante una columna de Opinión publicada este domingo en La Vanguardia, la directora general de RTVE, Carmen Caffarel, afirma que está dispuesta a “buscar fórmulas para transferir la marca, la frecuencia, sus medios técnicos y humanos e incluso el emplazamiento” de Ràdio 4 a la Coración Catalana de Radio y Televisión (CCRTVE). La prera reacción del Gobierno catalán ha sido descartar esa posible transferencia.

 

Carmen Caffarel argumenta que el cierre de la prera emisora en catalán Ràdio 4 nació en 1976 “no se debe sólo a razones económicas” sino que “el conflicto es más bien de naturaleza política y hace referencia a la complementariedad de los servicios públicos, tantas veces demandada los nacionalistas”.

 

Para Caffarel en Cataluña hay en la actualidad muchas emisoras que “cumplen mejor con la función que antaño desempeñó en solitario Ràdio 4. La pérdida progresiva de audiencia apenas 8.000 oyentes que nuestra emisora ha sufrido en estos años nos indica que el público prefiere otras radios catalanas”. Caffarel opina en este sentido que “el dinero de todos los contribuyentes españoles no puede destinarse a sufragar en Cataluña una oferta pública que ya existe y con creces en esa comunidad”.

 

Con esta explicación, Caffarel abandona Los argumentos económicos y de audiencias –razones esgridas en la comparecencia del pasado lunes para volcarse con explicaciones políticas y de incompatibilidad de competencias mediáticas. El problema es que en la Generalitat tampoco nadie se pone de acuerdo sobre qué hay que hacer con la emisora. Por un lado, CiU y ERC optan presionar al Gobierno Central para que intente salvar la emisora, mientras el PSC y el propio Maragall lamentan lo sucedido pero apoyan el plan de la SEPI.

 

El jueves pasado veíamos que el propio conseller en cap, Josep Bargalló desautorizaba a Maragall, anunciando que pediría a todas las instancias gubernamentales que no dejaran morir la emisora pública que emite en catalán. Bargalló no dejó claro si lo haría a título personal, como miembro de ERC o como el segundo al mando de la Generalitat.

 

De momento,  el conseller de Política Territorial y Obras Públicas y tavoz del Gobierno de la Generalitat, Joaqu Nadal, ha descartado una eventual “transferencia” de Ràdio 4 a la CCRTV. “Lo único que no nos podemos permitir y que no queremos de ninguna manera” dijo Nadal, “es la pura y sple transferencia de Ràdio 4 y de TVE de Sant Cugat a la CCTRTV, que suficiente trabajo tiene ya para sanear sus propias cuentas”.

 

El conseller consideró que “el Gobierno español tiene la obligación moral” de, ” el medio que sea, continuar garantizando las emisiones en catalán de radio y televisión” y “tiene la obligación moral de hacer del centro de producción de Sant Cugat, en la lengua que sea y en todas si es posible, un gran centro de producción que garantice la descentralización de la producción de RTVE en todo el territorio” español.

 

En definitiva, bonitos discursos de políticos y técnicos de ambas partes, pero en la realidad nadie quiere hacerse cargo de la patata caliente en que se ha convertido Ràdio 4 y sus casi 200 trabajadores.

 

AGENCIAS/PRNOTICIAS

 

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