Reteros Sin Fronteras (RSF) recuerda que sobre casi todos ellos cayó el peso de la ley 88 de febrero de 1999, que protege “la independencia nacional y la economía de Cuba”, y unas condenas de entre 14 y 27 años de cárcel.
Esa pravera negra representó un golpe muy duro para la prensa independiente, que había comenzado a emerger en la isla en torno a los años 90, con la creación de pequeñas agencias informativas. Como sus fundadores y directores estaban encarcelados, muchos periodistas prefirieron renunciar a su oficio u optar la vía del exilio.
Tres años después de la oleada represiva, RSF ha querido efectuar un nuevo balance sobre la prensa independiente en ese país. Al no poder acudir al lugar, la organización ha contactado con periodistas que todavía se encuentran en la isla o están exiliados, miembros de una agencia o independientes, familias de disidentes encarcelados y medios de comunicación sitios de Intet, radios o revistas, que mayoritariamente tienen la sede en Miami (segunda ciudad cubana del mundo, con cerca de 3 millones de ciudadanos de origen cubano), Puerto Rico y Madrid.
Aunque hoy resulta difícil precisar el número exacto de periodistas en activo en Cuba, y aunque sus condiciones de trabajo son aun más precarias a cuenta de otra oleada represiva que actualmente afecta al país, la prensa cubana no oficial no está desarmada. Incluso representa la prera fuente de información, en lo que se refiere a la situación de los derechos humanos en la isla. Sin embargo, su clandestinidad la condena a ser una prensa “del interior para el exterior”, casi inaccesible para aquellos de quienes sin embargo habla diariamente.
