Tal como me lo han contado, lo cuento. “Salos de Madrid el lunes día 10 a las siete de la mañana y llegamos al hotel de la playa a la hora de comer. O sea, siete horas de carretera, pues en el camino hubo un accidente grave y cortaron el tráfico más de dos horas (había volcado un trailer de esos que transtan coches y todo, con dos muertos incluidos, quedó cruzado e pidiendo el paso). El hotel, de 5 estrellas, precioso y con unas vistas al mar de ensueño. Y las dos habitaciones cojonudas, una para nosotros y otra para mis dos hijos, pero unidas interiormente. La terraza, presionante, llena de maceteros y flores hasta con mesa y sombrilla. La prera tarde y la prera noche creímos que estábamos en el paraíso.
Pero, a la mañana siguiente nos encontramos con algo insólito. Los empleados del hotel habían declarado una huelga de cinco días y tanto no habría lpieza de habitaciones, ni lavandería y lo peor, ni cocina ni comedor. Los pasillos, los ascensores, la recepción y hasta la fachada estaban llenos de carteles pidiendo, enca, la colaboración de los huéspedes. La Dirección (¡faltaría más!) nos dio una “nota explicativa” en la que, entre otras cosas, nos informaban que habían contratado a un Restaurante que estaba cerca y que con la tarjeta del Hotel nos servirían TODO gratis. Se nos jodieron als vacaciones… que, además el so9l desapareció de golpe y en su lugar aparecieron las tormentas, una detrás de otra, y como a mi mujer le dan pánico los truenos y los relámpagos y se las pasa debajo de la cama o metida en el armario… así que hemos vuelto supercabreados y sin un duro”
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