EL CÓDIGO BRUNELESCHI

Esta web que me acoge se ha convertido en una referencia. Este fin de semana asistí en el IESE a un curso sobre Comunicación y empresa: “Planificar para ganar”. Los ponentes leen PRNoticias, más de lo que su director estaría dispuesto a reconocer, quizá modestia. Así que este martes quiero centrarme en un caso de buena gestión de la Comunicación, uno de esas experiencias en las que se maneja una grave “crisis”. Como el patio siempre está delicado, déjenme que les de algunas claves del caso, y me reserve para el final su identidad.

Imaginen que tienen una empresa, ejemplo Sony, y que un autor de moda tipo Ken Follet, escribe una novela de éxito en la que un directivo de la compañía japonesa es un sádico que tiraniza a los empleados, les graba a fuego el logo en el lomo, y tortura a las ejecutivas con cilicios eléctricos conectados a los espasmos de sus videojuegos. Cientos de periodistas se acercan a las sedes de la multinacional, peregrinan a la isla de Hokaido, y todos preguntan el sujeto, para más señas albino. Y usted es el jefe de comunicación, y se pregunta ¿y ahora qué hacemos?

Esto es lo que le ha pasado al Opus Dei, lo que le pasa desde algo más de un año. Aparquen sus prejuicios y piensen en la prelatura como en una empresa. Sus jefes de comunicación, Juan Manuel Mora y Mar Carrogio, tenían dos grandes opciones: el silencio, o la ofensiva. Eligieron la segunda. Dentro de esta posibilidad había otras muchas. Iniciaron un camino de puertas abiertas. Durante el últo cónclave, cientos de periodistas de prensa y televisión pasaron Roma, y se dieron una vuelta el Opus en busca del albino. Los de la casa no se rasgaron las vestiduras. Con paciencia, aprovecharon para colocar su “mensaje”.

Ahora, ante el lanzamiento de la película, han hecho más o menos lo mismo. Han aplicado el principio de “si te dan lón, haz lonada”. La misma editorial que se ha forrado con el “Código”, va a sacar una edición de “Camino”, la obra de Escribá. Se trata de aprovechar la fuerza de tu enemigo no para derribarle sino para poner en valor tus propuestas, al mismo tiempo que las suyas. ¿Y si de esto obtuvieran una curiosidad sin precedentes sobre su carisma espiritual? ¿Y si cosecharan un gran número de clientes?

Alguno sonreirá. El caso merece la pena. Terminará en las grandes escuelas de negocio. Y si no al tiempo. Yo de momento tomo nota, voy a llamar a Roma y les voy a pedir que me lo expliquen, que es novedoso, atrevido, fresco, insólito en el Opus Dei, y además eficaz. Ah, cierto, he titulado la columna con el nombre de Bruneleschi que un amigo italiano descubrió hace tiempo que el arquitecto renacentista construyó la cúpula de Santa María de Fiore de Florencia con una técnica nueva: dentro de la cúpula hay otra que encaja como dos piezas de Lego. Mora y Carrogio han hecho lo mismo con esa mala novela llamada “El código Da Vinci”. Genial.

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