En la Tierra a jueves, diciembre 18, 2025

LA INSEGURIDAD DEL ESTADO

Cada día tiene su festín y cada hora ata su lío. No me dirán que no existen asuntos a los que hincarle el diente. Tantos que de vez  en cuando uno se ve en la tentación de buscarles un común denominador, un vestido uniforme, una tendencia o algún principio que duerma en el lecho de las cosas, en su vientre más ínto.

 

El futuro es el terreno de lo predecible, aunque no es verdad que en los próxos minutos pueda ocurrir cualquier cosa, con el mismo grado de probabilidad. Por eso los historiadores se dedican a predecir el pasado. Lo que es seguro es que en la vida, como decía Spinoza, “el ser persevera en su ser”. Somos obstinados en el sobrevivir. Hasta el ciclismo está legitado para intentar su pervivencia, a pesar de que algunos lo han convertido en una red de tráfico de sangre de calidad.

 

En la naturaleza y en la sociedad  es frecuente que una estructura que ha surgido y se ha desarrollado para  cumplir una función sea luego reclutada para cumplir otra completo distinta y en absoluto prevista en origen. A esto, a este fenómeno reñido con la búsqueda de la perfección, un científico tan divertido como Stephen Jay Gould le ha puesto el nombre de “exaptación”. Los ejemplos sobran en nuestra vida nacional. El prero es el ejército, que ahora ya no es un cuerpo armado para garantizar la integridad del territorio y la defensa de sus nacionales, sino una especie de organismo caritativo.

 

El Estado ya no es esa agencia de de protección que aspira a tener el monopolio de la violencia legíta, como lo definió Max Weber.  Han renunciado a su prera función, esa que tan bien describieron los utilitaristas, y los filósofos del contrato social, desde Hobbes a Bentham. Ahora se ha inventado el estado madre, pero aquella madre que repartía estopa con la zapatilla en la mano, sino la amable que no nos deja fumar, ni conducir con cuatro cañas. De esa regresión nos vienen los lodos de la inseguridad. Con  la Guardia civil exiliada de Cataluña los catalanes sufren asaltos espeluznantes en sus chalés.

 

Ante el avance de la crinalidad, al gobierno no se le ocurre otra cosa que combatirlo con más burocracia, con una oficina de Inteligencia, es decir, con alguien que entienda esto, que es muy sencillo ministros, que cuando el estado renuncia a sus preras funciones pasan estas cosas. Si los etarras, con más motivo crinal están a punto de sentarse con Zapa, ¿a qué cosas aspirarán los ex militares del este que están robando la cartera?

 

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