“Me especialicé, si así puede decirse, en desatrancos de todo tipo y me llamaban de todas partes” Tal es así que Francisco Hernando comenzó con dos peones y al finalizar el año 1964 tenía 20 obreros trabajando para él.
“Pero ojo, un desatranco quiere decir que hay que meterse o trabajar entre la quería y tragando gases infectos… gases que a veces te mareaban y olores que se metían hasta los tuétanos y que duraban meses y sobre el cuerpo mucho que te ducharas y te perfumaras.
Y es que el trabajo de pocero es uno de los más duros y más sacrificados que hay y no todo el mundo tiene estómago para trabajar en el subsuelo “Yo he visto ahí abajo cadáveres de personas, fetos, pistolas, anales podridos y cosas disparatadas.
Las cosas iban bien, Hernando trabajaba en la profesión que había aprendido gracias a su padre. Sin embargo, al año siguiente, con tan sólo 20 años y sin que en su biografía conste que hubiera recibido formación alguna, se tiró a la piscina y se hizo constructor. Suena bien, así de repente ¡constructor! Y levantó su prera obra, un edificio de 8 plantas y 32 viviendas en Vallecas.