Los peores presagios se confirman. El amago de Rubalcaba de reparar el derrumbe con pequeñas dosis de información no ha sido suficiente. La hemorragia comenzó la semana pasada, la misma noche en que Pachi López anunció que se sentaría con los Oteguis, Teras, y compañía. Quizá no tiene razón Rajoy cuando dice, mirando a la cara de Zapatero, eso de “usted así lo ha querido”. Pero los hechos le conceden un beneficio: encajado en una difícil situación, al Partido Popular no le queda otra salida que la soledad, la soledad sonora acompañada las víctas, representadas ese grito con el que, desde la tribuna de invitados,
La sesión de ayer nos brindó otras equivalencias insólitas. Una de ellas es la asunción Zapatero de la forma de ser de Aznar en el 98. El presidente manipuló las citas para ponerse el mismo traje del ex presidente e intentar así confundir al jefe de
Las emisiones hertzianas de anoche forman parte de una ofensiva sin precedentes. El PP, las víctas y la calle, devolverán el golpe el próxo día 10 en
Todo indica que volveremos a ver el músculo moral de ese patronio sin el que no se puede ir a ninguna negociación. Zapatero tiene un grave problema, y el como presidente debe ser el más generoso para resolverlo. No se puede acudir a una mesa con Otegui sin el respaldo de la mitad del electorado, sin el visto bueno de las víctas, y con la compañía del Bloque, la Esquerra, y otros. Del PNV hablaremos un día, que me desconcierta su silencio, y que creo que son, en el País Vasco, la parte políticamente más perjudicada la estrategia de Zapatero. Sin todos ellos el presidente, el gobierno, el estado y la nación que lo sustenta estarán a merced de los terroristas, pendientes de un hilo, de un gatillo, y a merced de los ritmos y las condiciones que marquen los que, al menos hasta hoy, no han hecho ninguna demostrar de que sean hombres de paz.















