La sede del Gobierno regional se convirtió ayer en la ‘casa de los periodistas’. La Real Casa de Correos acogió un año más la ceremonia de entrega de los premios que la Asociación de la Prensa de Madrid entrega a los profesionales de los medios de información más destacados durante el año. Los Príncipes de Asturias fueron los encargados de presidir unos premios en los que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ejercía de anfitriona.
La sede del Gobierno regional se convirtió ayer en la “casa de los periodistas”. La Real Casa de Correos acogió un año más la ceremonia de entrega de los premios que la Asociación de la Prensa de Madrid entrega a los profesionales de los medios de información más destacados durante el año. Los Príncipes de Asturias fueron los encargados de presidir unos premios en los que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ejercía de anfitriona.
En esta 67 edición los premiados fueron Carlos Nadal Gayá, de La Vanguardia, que recibe el premio Rodríguez Santamaría, en reconociento a los méritos de toda una vida profesional; Juan Manuel de Lara Mármol, de la Agencia EFE, premio Víctor de la Serna, como periodista más destacado del año; Gervasio Sánchez, del Heraldo de Aragón, que recibe el Javier Bueno, su sobresaliente dedicación a la profesión; Cristina Ónega, de TVE, premio Larra, como periodista menor de 30 años más destacada del año; y Santiago Rey FernándezLatorre, presidente de la Coración Voz de Galicia, recibe el premio Miguel Moya, en reconociento a su amplia y destacada labor dentro del campo periodístico.
Pero en esta ocasión los premios se vieron nublados, al menos en parte, un grupo de manifestantes de afectados Forum Filatélico y Afinsa que se agolpaban en la Puerta del Sol increpando, en prer lugar, al Gobierno de España y a su presidente, José Luís Rodríguez Zapatero, al que culpaban de haber robado su dinero y, en segundo lugar y ya de paso, a todos los invitados que iban entrando en la Casa de Correos, a los que al grito de ladrones increpaban sin saber muy bien a quien ni qué. El caso es que había que armar lío, independientemente de que el acto de ayer la tarde nada tenía que ver con el problema con ambas organizaciones.
