BORGES, CIEGO, CRUZA LA CARRERA DE SAN JERÓNIMO

Madrid tendrá pronto un centro de estudios dedicado a Borges, aquel ciego que cruzaba la Carrera de San Jeróno sin lazarillo, esquivando coches con la habilidad del que oculta un escáner en el bastón. Cansinos Assens sostenía que su ceguera era sólo una pose intelectual, un rasgo de coquetería. Sugiero al centro que la iniciativa privada pueda continuar con ataciones voluntarias, la obra borgiana. Pondremos en la Historia de la infamia a Chapote y a su parienta, como culminación del oprobio al que puede llegar un ser humano cuando, desprovisto de alma, vaciado de todo criterio moral, exhibe con orgullo su indiferencia frente al dolor.  Chapote es nuestro Martin Borman, un Eichmann nacional. Su sonrisa merece una condena perpetua, al menos hasta que quede borrada la reflexión inevitable de una pared blanca a medio metro de sus ojos. Su brutal apatía es el peor acompañamiento que podía esperar Zapatero para su anuncio de conversaciones. El presidente haría bien en evitar el escenario abyecto del cren, que la sangre de Miguel Angel Blanco hierve en las conciencias de los españoles mientras la nuestra se congela ante el desafío genital de sus verdugos. Aunque quizá a Chapote le hace falta que Pepiño le mire a los ojos con ternura para pedirle que se arrepienta.

La operación policial de este martes ha demostrado que ser terrorista es una forma de vida, una industria, una hacienda que da réditos. Los viejos, como Madariaga, llevaban la caja, las cuentas y la libreta de los pagos y del debe. Por las incautaciones hemos sabido que tenían bien nutrida la cartilla. El gobierno no ve motivos para parar, ni en las escenas de la Audiencia, ni en las certezas sobre el aparato recaudador de la banda. Por lo visto enviaban a pasar facturas a los que tenían apariencia de jubilados y a algún periodista con aficiones detivas.

¿Tiene el gobierno algún escáner en el bastón? ¿Es la suya una ceguera cosmética? ¿Ven sombras en la caverna de Platón? Si es así es posible que se confirmen las sospechas: Zapatero anunciará la apertura de conversaciones como respuesta a una pregunta. Por ejemplo: “¿Me da la hora”? Y ZP contesta: “la semana que viene nos sentamos con Tera”.

Madrid se ha convertido estos días en la capital de las víctas. Por cierto, ¿alguien ha visto a Sancas? Lleva días desaparecido. Parece como si sus jefes de prensa lo hubieran escondido, secuestrado, retenido en el pozo oscuro del silencio, quizá practicando, en ese entrenamiento que los boxeadores, ese dete al que suele aspirar a veces la política, llaman “hacer sombra”. Almuerzo con Rafael Guijarro, columnista de la últa de La Gaceta, de los que crean adicción entre lectores a partir del segundo párrafo. Le pregunto si ha visto al postulante a candidato. “No – me responde – pero este hombre es uno de los grandes misterios del sistema político español” “¿Por qué?” “Es muy sencillo: no hay ninguna explicación, desde la racionalidad política, para que los socialistas le vuelvan a elegir como su cabeza de lista. Y sin embargo es un asunto que está fuera de toda discusión”

Si alguien conoce su paradero que lo comunique. Será gratificado.