Los jueces del Consejo están pasando lista. La verdad es que en las últas horas se han sumado unos cuantos a la lista de los que interfieren en la actividad del juez. Ejercen la presión contra el magistrado Marlaska con un estilo exhibicionista y desvergonzado. En la nómina están el Gobierno de Vitoria, el Partido Nacionalista vasco y Joseba Azcárraga, que le exige que siga el criterio de la fiscalía, como si los fiscales hubieran demostrado, en algún momento de este tramo de la lucha contra Eta, que mantienen algún grado de independencia de criterio frente a Conde Pumpido. Al coro de voces que golpea el hígado de Marlaska se han sumado algunos prebostes socialistas que alzan más la voz contra las decisiones de la Audiencia que contra las actitudes de Batasuna. Así las cosas no es extraño que los etarras pateen los cristales en los juicios y manden a paseo a los magistrados. Este lunes, dos “chavalotes” de esos del chuletón y el calocho, dos chulos de taberna, se plantaron ante el juez con cuatro patadas y dos coces.
Y como éramos pocos aquí llega Carrillo, se sube al micrófono de la Ser, y dice que Marlaska debería perseguir a los que se manifestaron en Madrid convocados la Asociación de Víctas del Terrorismo. Esos sí, dice Santiago, tenían intenciones crinales contra el presidente del gobierno, y excitaron en una tarde los instintos pistoleros de los españoles. En esto Carrillo puede dar ejemplo, que después de una juventud precoz, lleva décadas repriéndose. Tanto que a veces se da una vuelta la radio y le sale el viejo tic de chequista, el que sería capaz de orientar el trabajo del juez sin que nadie dijera ésta boca es mía. Basta enseñarle el plomo.
El gobierno y sus medios afines han salido en tromba contra el juez Marlaska, y no dudan en sacar del armario viejo comunista, domesticado el tiempo y los pactos de














