Doce millones doscientas mil personas siguieron televisión el pasado martes la elinación de España del Mundial de Fútbol de Alemania. Esta descomunal audiencia convirtió al partido en la quinta emisión más vista desde 1990. Este dato sería meramente anecdótico de no ser que los espacios que le anteceden en este ranking histórico son otros dos partidos de fútbol y dos espectáculos de la canción. Fútbol y cante, charanga y pandereta. Nos quejamos de la tele, pero a tenor de los resultados, tenemos lo que nos merecemos. O, mejor dicho, lo que queremos tener.
El hito que tiene el récord de ser el aconteciento más seguido en 16 años lo ostenta la retransmisión en la que a la postre el Real Madrid ganase su sépta Copa de Europa. Nada menos que la friolera de más de 13.200.000 siguieron el encuentro televisión. Esto fue el 20 de mayo de 1998. Años después, el mismo encuentro contra
Pero entre medias, nos dejamos el fenómeno televisivo de los últos años excelencia. La final de la prera edición de Operación Triunfo en 2002 congregó frente al televisor a 12.780.000 personas, que vieron a la cantante Rosa alzarse con el triunfo final del popular formato. Pero la cosa no acaba ahí, sino que el premio, ser representante español en el festival de Eurovisión, caló hondo en la población. 12.750.000 voces corearon al unísono el ‘Europe is living a celebration’, para ver a Rosa cosechar el enéso fracaso de España en este escaparate europeo de la canción.
Un 74% de cuota de pantalla es un dato escalofriante. Demoledor. Y doce millones de personas en un país de cuarenta millones… es una muestra suficientemente representativa para determinar los gustos de los españoles o, cuanto menos, para dilucidar qué eventos son los que cuentan con mayor interés público o, si se prefiere, con mayor respaldo de las audiencia. España es baile, farándula, y fútbol, el opio del pueblo. Ni el Mensaje del Rey en Nochebuena es tan interesante. Qué decir de los debates de Estado de
Luego hay quejas de la televisión. Hay, en la actualidad, cadenas que se anuncian diciendo que ‘hacemos la televisión que queremos’. La pregunta es ¿esa es la televisión que quieren también los espectadores? Cada vez está más demostrado que los contenidos demandados la sociedad no son respaldados las audiencias. Se ve lo que se critica, lo políticamente correcto. Y el que se coja la pataleta, que le dé patadas a un balón o se marque un claqué.










