Uno de los momentos de mayor expectación acaecidos durante la presentación del Anuario se produjo cuando Jaume Giró, Vicepresidente de Dircom, realizó un interesante análisis acerca de la evolución del papel del Dircom durante estos diez años.
‘Durante los últos diez años,
Un segundo punto resalta la constante profesionalización de los comunicadores, gracias a la aparición de más cursos superiores, masters; la nueva configuración de los gabinetes de comunicación en las empresas, que han pasado a ser unidades profesionales especializadas, con más competencias y con una internacionalización de su actividad centra el tercer punto de este decálogo.
En este contexto, destacar las palabras de Antonio López, Presidente de Honor de Dircom: ‘el Director de Comunicación ha dejado de ser un médico de urgencia para convertirse en un médico de cabecera’.
El cuarto apartado de la alocución del Director de Comunicación de Repsol YPF ha resaltado el destacado papel que ha ido cobrando la gestión de los intangibles dentro de la estrategia global de Comunicación de las organizaciones: Reputación Corativa, Responsabilidad Social o
‘Sin embargo – como prosigue Giró, la eficaz relación con los medios sigue siendo la principal exigencia de los gabinetes de Comunicación, si bien ésta ha sufrido modificaciones: no es únicamente una relación entre comunicador y periodista, sino que ha trascendido hasta el nivel comunicador – empresario mediático’.
A pesar de esta evolución, para Jaume hay algo que permanece inalterable: la politización de la información, o al menos las sospechas de que éxista.
Llegados al sépto punto, Giró realiza una autocrítica al aludir a la valentía del comunicador a la hora de ‘plantar cara’ a ciertas decisiones tomadas la cúpula dirigente de la organización: en muchas ocasiones, el directivo de Comunicación no tiene ni la valentía, posición o madurez para analizar una posible reacción de los medios o la sociedad a determinadas decisiones.
A pesar de todo, esta década ha servido para que el Comunicador se haya ganado el respeto tanto de las organizaciones (en muchas ocasiones ya forma parte del comité ejecutivo) como de los propios medios, entre los cuales goza de mayor credibilidad.
El últo punto hace referencia a la toma de conciencia de nuestro colectivo, disperso en formación, funciones y en denominación, pero que constituye esta apasionante y bella profesión de los comunicadores. El creciento de Dircom, cuantitativo y cualitativo, ha supuesto grandes adelantos, como la aprobación de un código de conducta que permite a la profesión caminar hacia la asunción de un papel social y ético eficaz.
Para finalizar, el Vicepresidente dejó dos reflexiones para el futuro: morir de éxito (intento de los detractores de ‘trocear’ la función de los comunicadores, algo que haría difícil responder a las demandas de una sociedad de stakeholders global y de una empresa dialogante) y acomodarse (hay que estar alerta siempre; no podemos dormirnos en los laureles).










