En la Tierra a miércoles, diciembre 17, 2025

Estalla la bomba informativa del verano: Julián Muñoz, detenido

Ex alcalde, empresario, de pocos escrúpulos y, si fuera poco, novio de la Pantoja. Julián Muñoz, quien fuera prer edil de la coración marbellí de mayo de 2002 a agosto de 2003, está a las puertas de engrosar su nombre en la cotizada lista de huéspedes del glamouroso Reja’s Palace. Muñoz, de 58 años, fue arrestado a prera hora de la mañana de hoy a las puertas de su casa en la Urbanización La Pera, como presunto autor de un delito de cohecho y malversación de caudales públicos. Lo que era un secreto a voces pasa hoy a ser la noticia del día y, quizá, de la semana. Cae el alcalde mediático, una caricatura de sí mismo desde que se ganara a pulso serlo.

Ex alcalde, empresario, de pocos escrúpulos y, si fuera poco, novio de la Pantoja. Julián Muñoz, quien fuera prer edil de la coración marbellí de mayo de 2002 a agosto de 2003, está a las puertas de engrosar su nombre en la cotizada lista de huéspedes del glamouroso Reja’s Palace. Muñoz, de 58 años, fue arrestado a prera hora de la mañana de hoy a las puertas de su casa en la Urbanización La Pera, como presunto autor de un delito de cohecho y malversación de caudales públicos. Lo que era un secreto a voces pasa hoy a ser la noticia del día y, quizá, de la semana. Cae el alcalde mediático, una caricatura de sí mismo desde que se ganara a pulso serlo.

 

Desde que Muñoz hiciera público su romance con la tonadillera Isabel Pantoja, en aquella procesión que hicieron devotamente juntos a la ermita del Rocío, el ex alcalde no ha dejado de estar ni una semana lejos del panorama informativo actual, bien sea sus escarceos amorosos con la cantante, o bien sus chanchullos políticos y financieros. Puede que los preros hechos le condenaran, pero son los segundos los que le han llevado a dar con sus huesos en la cárcel.

 

La prera versión de Julián Muñoz va ligada a su funesta relación con la Pantoja, origen quizá de su pesar y de su ruina. Muñoz, como padre y marido, obvió la existencia de la que fue su familia cuando alcanzó la ca del poder, y se olvidó de sus inicios en la ciudad malagueña, de las bandejas, las bayetas y los gintonics. Se olvidó de sus hijas y de su mujer, a la que hemos visto y veremos próxamente en Salsa Rosa publicitando las miserias que, de un tiempo a esta parte, le han llevado a Muñoz a una situación cuyos propios méritos han desencadenado.

 

Después vino ‘Aquí hay tomate’ y su campaña de despopularización, aquello de ‘dientes, dientes; que eso es lo que les jode’ y, últamente, su pasividad ante las cámaras, fumando como un carretero como si fuese Clark Gable paseando Manhattan. El Manhattan de la Gran Manzana, no el de Seseña, precisamente. Que eso ya es otro cantar.

 

Sin embargo, la otra cara del entrañable Julián Muñoz héroe de cómic casposo al más puro estilo Torrente produce una invasión de inquietudes capaz de revolverle a uno las tripas en el sofá más cómodo de su casa. El Julián Muñoz de los periódicos, si bien es cierto que mucho menos habitual, es un personaje oscuro, sombrío y casi desconocido, elevado a las esferas del Chicago mafioso español, que sólo difiere del norteamericano en que aquél se regía un código de honor mientras que este, para bien o para mal, se reduce, como casi todo en este país, a trincar prero y sálvese quien pueda después. Julián Muñoz ocupó durante algo más de un año la alcaldía de una ciudad cuya corrupción política ha sido colosal, realizada sin ningún tipo de vergüenza y con un grado de ostentación inusitado. Una perplejidad para la Justicia. Un espejismo para la realidad.

 

La televisión ya se ha hecho eco de ‘lo que puede ser la noticia sociopolítica del verano’. Los magacines de mañana y de tarde serán un bucle entorno al suceso. Julián Muñoz ha sido detenido, y ahora sólo resta que los periódicos nos cuenten qué.  En la actualidad, Muñoz acumula, sólo en la Audiencia Provincial de Málaga, en torno a un centenar de causas pendientes relacionadas con el ordenamiento urbanístico y el medio ambiente. Tendremos cola para rato. En la televisión, en los periódicos y en las revistas.

 

Julián Muñoz es el retrato del mito de la derrota, a la sombra, con su sempiterno cigarro que le recuerda que la efemeridad del éxito hace mucho más grande el fracaso. Su historia, tantas veces repetida, es la crónica de una vida dedicada al ansia del lucro ilegíto y a la obcecación perseguir saborear las mieles ponzoñosas de una vida que jamás estuvo hecha a su medida.

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