Se llama Toni Bentley. Es fácil recordar su nombre que lleva herencia la marca de uno de los coches más bellos que ha fabricado el capitalismo. Bentley quiere pasar a la historia de la literatura con una defensa de la sodomía. El Mundo le dedica la últa página, compartida con una columna de Umbral titulada “Cayetana”, y el cupón para hacerse con una entrega más de Mortadelo y Filemón. La prensa tiene estos cruces, más extraños que los de la Gran Vía, a la altura del 32.
Toni nos habla de su experiencia. Confiesa que practica la sodomía. Ha repetido 298 veces en dos años. Como media me parece alta, aunque ni Durex se atreve a preguntar estas cosas sobre la salud sexual de los españoles, y tanto no tenemos datos fiables. Sí que recuerdo que en algunas entrevistas con prostitutas leídas en la prensa, en esos mismos periódicos cargados de anuncios de relax, ellas dicen que los clientes piden lo que no les dan en casa. Toni tiene una teoría, y la ha experentado en un ensayo clínico que ha tenido su cuerpo como campo de batalla. La Bentley, dueña no sabemos de qué carrocería (el diario solo nos da sus ojos negros, su nariz alargada y su boca roja), ha llegado a la conclusión de que la sodomía es una forma de equilibrar el poder de la mujer.
El titular me indujo a confusión. Yo pensaba que el feminismo había dejado sentado y sentenciado que la mujer debía dominar la cama como territorio sbólico donde se establecen las reglas del juego con los hombres. Y ahora viene esta chica y nos dice que no, que a la mujer le pasa que tiene demasiado poder y que la sodomía es una transferencia, un sacrificio de autoridad a favor del macho invasor. ¡Toma ya! ¡Toma nota, Pepiño! Tú que este verano llamabas teléfono desde una isla remota a tu Galicia natal, para pedir que hubiera “muchos detenidos” los incendios. Pasa que algunos tienen tanto poder que les vendría bien un reequilibrio, un poco de renuncia, un ascetismo reparador, pero pienso que debe de haber formas más sanas, más humanas y más constructivas de corregir los excesos que ésta que nos propone la señota Bentley.
En otro momento del retaje, la sodomizada dice que “se puede tener mucho amor en dos horas”. ¡Claro! Y en una carrera de taxi. ¡Ahora resulta que viene alguna mujer a proponer la sumisión como forma suprema de amor!
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