Terminó la frase a duras penas. Sabía que era el mensaje del telediario, y eso dudó. No se lo terminaba de creer. Antes de que soltara el sapo los encargados de prensa ya habían advertido a las redacciones amigas de cual era el corte o “total” que se debía colocar en la antena. Dijo lo de la extrema derecha y le añadió una supuesta reinterpretación de la historia. Lo decía él, que ha agitado las aguas de la memoria (toda memoria es histórica, lo siento) con áno de vengar las historias que le contaron en casa y otras de su cosecha.
Y sin embargo al día siguiente nos mete en una afrenta de nombres, en una pelea de taberna sobre cómo se llama la estación. En Bilbao la conocen como Abando. Los trenes de cercanías se detienen junto a la ría y dejan la carga de la periferia, o la recogen para repartirla la margen. Viene la ministra de Fomento y le pone estación de AbandoIndalecio Prieto, como si el apellido fuera una prera fase antes de borrar el nombre. Ya tienen la gresca montada, que a la chica la han dejado sola en la inauguración, más sola que a los de Tudela.
No discuto los méritos de Prieto para merecer ese honor. Me basta con recuperar una cita, ahora que es tan peligroso hacer citas, con sus ataciones a la paz y a la concordia que están en el centro del discurso de nuestro gobierno “buenista”. Esto lo dijo Indalecio en enero de 1936, seguro que para quitarse el frío de aquel año a tortas:
“Las elecciones no son más que una etapa en la conquista y su resultado se acepta a beneficio de inventario. Si triunfan las izquierdas, con nuestros aliados podemos laborar dentro de la legalidad, pero si ganan las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada. Yo deseo una República sin lucha de clases; más para eso es necesario que desaparezca una de ellas. Y esto no es una amenaza, es una advertencia; y que no se diga que nosotros decos las cosas decirlas: nosotros las realizamos.”
Es, como digo, de enero del 36, pero lo pueden poner como placa, o más bien lápida, junto al nombre de la estación de Abando. Para que recuerden.
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