Ha vuelto el tipex como atajo para cambiar la realidad. Fracasado el materialismo dialéctico, queda la pintura blanca como forma de transformación del mundo. El prero que lo utilizó fue el inefable Caldera. Llegó demasiado pronto, y ser pionero ya saben que se paga tanto o más que llegar tarde. Lo últo que han borrado ha sido el ácido bórico, el mismo que se usa para rociar las gambas para que lleguen a la mesa con perfume virginal de mar y conchas.
Hay quien se está dejando las pestañas y algún órgano en investigar todo detalle, toda coma del sumario del once de marzo. Y llegan los prebostes de un colegio sindical de periodistas a hurgar en las motivaciones del periodismo, como si las necesitara. La sentencia del sanedrín nos dice qué es y qué no es periodismo. La actitud es infame. Este colegio jamás ha entrado en las razones del silencio de la prensa catalana sobre tantos escándalos como el del hundiento del Carmelo o las comisiones que engrasan la economía de la región. Ahora sí. Ahora que se trata del once de marzo, hay que entrar. La connivencia entre cierta parte de la clase política y el sentido y razón del periodismo es otro de esos escándalos que nadie se atreve a investigar.
El dictamen del tribunal colegial llegaba el mismo día en el que se organizaba el frente contra el Partido Popular. Llamazares, crecido y vitaminado, rescataba la retórica republicana: ‘les vamos a parar los pies’. Van a parar los pies a la prensa crítica, y a nueve millones y medio de españoles a los que representan los populares. Muy bien, Gaspar. Te felicito tu labor de oposición. Ahora solo falta que cierren el parlamento y que sólo admitan a los que no cuestionan el 11M, y que echen del colegio a estos gamberros del PP que piden que se investigue con rigor. ¡A quién se le ocurre!
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