Los constructores están en plena edad del pavo, si, si, como lo leen, edad del pavo y no me he vuelto loca. Esos años en los que las hormonas se revolucionan y no se sabe ni lo que se quiere. La diferencia fundamental entre los recuerdos que nos vienen a la cabeza y lo que están viviendo las empresas de la construcción la marca el dinero.
Hay adolescentes que unos días les da llorar, otros reír y la mayor parte estar insotables, pero poco más que, suerte o desgracia o lo que sea, no cuentan con el poder adquisitivo suficiente para hacer realidad los deseos que pasan su cabeza. Y es que dar dinero a un adolescente es como dar un mechero a un pirómano.
¿Pero que ocurre si a esas locuras de la edad se les suma un presupuesto de miles de millones? Pueden pasar dos cosas, o que se conviertan en la ‘niña mada de América’ como Paris Hilton, que ya graba un disco como que se hace actriz y tan mala es en una cosa como en la otra, o que se trasforman en poceros que quieren ser magnates de los medios de Comunicación, constructores que se cambian a la acera de las bombillas, o les da ser presidentes de clubes de fútbol, o que acaban con sus huesos en la cárcel o que se juntan con muy malas compañías, o que se van en yates con políticos…
Antes el fontanero era eso, fontanero y el constructor eso, constructor. Ahora el fontanero conduce un che Cayenne y el constructor marca los ritmos de la política nacional, regional y local. ¡Si es que España está en la edad del pavo… no hay quien la entienda!
El ladrillo se ha convertido en el tema estrella del debate social y ya sea la vía de la política o culpa del mundillo del corazón, todos los españolitos de a pie saben o creen eso de construcción igual corrupción…
Pero eso sí, los precios siguen sube que te sube al mismo ritmo que el ego de estos personajes que en algún que otro caso, no digo nombres para no me llamen maliciosa, no saben ni leer ni escribir.
Madrid ya cuenta con 6 millones de habitantes y una velocidad de edificación parable, es verdad, pero ¿y CastillaLa Mancha? ¿Y Andalucía? ¿Y
En fin, pongamos que hablo de Madrid…
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