Los diferentes problemas que en los últos dos años han enfrentado los trabajadores de Recoletos se están convirtiendo en una de las principales trabas que entorpecen las negociaciones de la empresa con sus posibles compradores. El tema, que a sple vista no tiene que ver con condiciones económicas, revela que los italianos de Rizzoli no quieren recibir una empresa complicada y propensa a huelgas y a peticiones laborales. En Recoletosllevan un tiempo sin manifestarse, pero esto no significa que estén contentos.
Los últos dos años, Recoletos ha debido enfrentar una serie de despidos en Marca, movilizaciones las condiciones laborales, que se han ajustado casi siempre a la baja, y una fuerte reestructuración en Expansión. Esto sin contar con los cambios y ajustes que se han producido tras la salida a la calle del diario Qué!. Cambios, ajustes y movilizaciones que mantienen un ambiente tenso y una plantilla que no sabe cuándo comenzará una ola de despidos o un nuevo ajuste en sus condiciones laborales.
Las informaciones llegadas hasta nuestra redacción indican que gran parte de estos cambios han nacido del Departamento de Administración, dirigido desde 2004 Tania Martínez. Y es que son muchas las personas que han tenido que abandonar la empresa, voluntad propia o obligación, debido a decisiones tomadas desde este departamento. En medio de las negociaciones de la venta de la empresa, el gran problema de Recoletos y Jae Castellanos son las relaciones laborales con sus trabajadores.
Rizzoli y el resto de empresas interesadas conocen esta situación y no quieren comprar una bomba de relojería, que podría estallarle en las manos en cualquier momento. Y es que para ningún inversor es atractivo adquirir una empresa que mantiene una plantilla al borde de un ataque de nervios. De momento, las cosas están de tranquilas, pero en cualquier momento podrían estallar, con alguna manifestación ‘ad tas’ y eso no le viene bien a ningún futuro inversor.
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