La punidad es la nota perante ante los asesinatos de los reteros rusos desde el fin de la Unión Soviética. Ya hay más de 300 casos de asesinatos, la mayoría sin resolver y tiroteos.
La punidad es la nota perante ante los asesinatos de los reteros rusos desde el fin de
Sólo durante el periodo de Vladir Putin ya han muerto 12 comunicadores, entre los que destacan Dmitri Jólodov, Vladislav Lístiev, Larisa Yúdina y Pável Jliébnikov. El prero, al igual que Anna Politkóvskaya, también estaba preparando un artículo sobre corrupción en el seno de las Fuerzas Armadas rusas cuando una minatrampa, oculta en un maletín, acabó con su vida el 17 de octubre de 1994, en la misma redacción del diario Moskovski Komsomólets.
A Lístiev lo pilló una balacera siendo director del canal de televisión ORT y promoviendo un cambio radical en la redacción. De forma muy parecida a lo que ocurrió con Politkóskaya, lo acribillaron cuando entraba a su casa el 1 de marzo de 1995.
La directora del diario Soviétskaya Kalmikia Segodnia, Yúdina había escrito artículos críticos con las autoridades locales. Ya sin vida, apareció flotando en un lago cercano a la ciudad de Elista, con cortes arma blanca en su cuerpo, el 6 de junio de 1998. Mientras que Jliébnikov, de nacionalidad estadounidense, era director de la edición rusa de la revista Forbes. También murió producto de un tiroteo en Moscú, en plena calle, el 9 de julio de 2004. La muerte le llegó cuando escribía sobre los lazos entre los políticos y la economía sumergida rusa.
