SANTIAGO (20/10/06) La agen de los hombres, las mujeres y del sexo que los programas de televisión de alta audiencia en Chile emiten no sólo deja bastante que desear, sino que además transmite una visión distorsionada a los menores de edad. Según una investigación del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) de este país, las mujeres que participan en programas de realidad son presentadas como meros elementos decorativos, mientras que los hombres siguen patrones cercanos a la figura del ‘pícaro’.
El informe ‘Discursos sobre la sexualidad en programas de alta audiencia de la televisión abierta’ fue presentado la ministra de Educación Yasna Provoste y el presidente del CNTV, Jorge Navarrete. En él se intentó identificar y caracterizar los contenidos sobre sexualidad emitidos antes de las 22 horas, centrándose en telenovelas (‘Gatas y tuercas’, ‘Versus’), miniseries juveniles (‘Mitú’ y ‘Bakan’) y programas de realidad (‘Rojo’ y ‘Mekano’) que se emitieron en el prer semestre de 2005.
Entre sus conclusiones destaca que la acción que se muestra en los espacios estudiados son mayoritariamente eróticos, con un 77,2%. Le siguen de lejos los contenidos afectivos, con un 16,9%. Los contenidos con carga reproductiva y de autocuidado son sólo el 1,5%, mientras que los agresivos ascienden un 4,4%.
La sexualidad en televisión se muestra como algo sple (unidensional), excluyente ( sí y para sí), instrumental, y paradojal el cruce entre la ficción y la realidad.
Los principales estereotipos se dan en los programas de realidad es que a la mujer se la presenta como un objeto decorativo, al estilo de un jarrón chino. Se presenta la figura femenina como joven, pasiva, atractiva, dependiente, decorativa e ingenua. En el otro extremo, se caracteriza a los hombres son más bien ‘pícaros’ como joven, atractivo, activo, independiente, seguro y astuto.
En los contenidos de ficción, el contrario, se muestra a la mujer como una suerte de amazona: joven, atractiva, activa, autosuficiente, calculadora racional, competitiva y astuta; y a los hombres como un niño grande: joven, atractivo, pasivo, dependiente, inseguro, emocionalmente frágil e ingenuo.
Desde el punto de vista de la ministra Provoste, los resultados abren una reflexión sobre la necesidad de incorar contenidos de autocuidado y de prevención en materia sexual, ya que la televisión es una fuente de información y educación altamente seguida los jóvenes y niños chilenos. Por ello, llamó a los canales de televisión y al resto de los medios a comprometerse más firmemente con la labor de educación de sexual de los menores de edad, una tarea que, dijo, atañe a todos los sectores de la sociedad.
Desde la cartera de Educación también se llamó la atención de los padres para que presten más cuidado a los contenidos televisivos a los que acceden sus hijos.
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