BRASILIA (27/10/06) Sendas fiestas de cierre de campaña para esta segunda vuelta tuvieron como escenario la ciudad de Sao Paulo. Y es que los dos candidatos en disputa, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva y Geraldo Alckmin, han desarrollado allí gran parte de su trayectoria política. El domingo los dos representantes de la izquierda se verán nuevamente las caras y las urnas hablarán para decir quién será el nuevo Presidente de Brasil. De momento, Lula sigue muy fuerte en las encuestas y Alckmin confía en un vuelco casi milagroso.
Y es que una ventaja de 26 puntos en los sondeos es algo serio. Pero el actual mandatario ha escarmentado de su últa experiencia que, sin duda, lo dejó perplejo a él y a su equipo de campaña, cuando se confirmó que no había sido reelegido en prera vuelta, pese a todos los pronósticos.
No obstante, el estudio de opinión del Instituto Sensus realizado a 2.000 personas en 165 ciudades entrega al actual Presidente un 63,2% de las intenciones de voto, frente al 36,8% de su rival, Geraldo Alckmin. El escenario para este últo, según la encuesta, es aún más incierto que la tasa de rechazo a la candidatura socialdemócrata asciende a un 45%. Y eso también es algo muy serio, pues lita sus posibilidades de dar un giro a los resultados, tal como espera.
Dicen los expertos que estos cara a cara son cada vez menos decisivos a la hora de inclinar la balanza en un sentido u otro y que, en realidad, sirven para que la gente vea el desempeño de su candidato. Pero es posible que el electorado haya reclamado la comparecencia del líder del Partido de los Trabajadores para responder los casos de corrupción que han azotado periódicamente a su formación. Exigían una explicación.
Acertadamente, Lula decidió comparecer ante las cámaras con Alckmin, que no desaprovechó la otunidad para fustigar agresivamente a su rival. ¿Habrá generado esta actitud el rechazo que manifiestan las encuestas?
Lo que no miden las encuestas son los pactos de últa hora y, hasta el vies 27 de octubre, los votantes estarán expuestos a la propaganda electoral en los distintos medios y al últo debate televisivo. Ese encuentro será decisivo para ver qué ocurre el domingo: si se confirman las cifras demoledoras de apoyo a Lula, se produce el milagro de Alckmin o si no se produce ni lo uno ni lo otro y la gente vota con cautela. Las urnas hablarán.
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